Hoy celebramos y recordamos a todos los santos cuya fiesta se celebra el 3 de junio.
Estos santos son un testimonio de fe, amor y servicio a Dios y a los demás, y nos inspiran a seguir su ejemplo. A través de sus vidas, aprendemos que la santidad no es un objetivo inalcanzable, sino una llamada que se nos presenta cada día.
Su intercesión nos da fuerza y esperanza en momentos de dificultad, y nos recuerda que nunca estamos solos en nuestra búsqueda de Dios.
Su memoria nos invita a profundizar en nuestra fe y compromiso con el Evangelio, y a compartir el amor y la alegría de Cristo con aquellos que nos rodean. Que su ejemplo y sus oraciones nos guíen y nos fortalezcan en nuestro camino de fe, para que podamos unirnos a ellos algún día en la gloria eterna del cielo.
