San Gerardo de Mâcon es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo X. Este religioso fue un santo abad cluniense, quien por su labor pastoral y virtudes fue electo como obispo de la diócesis de Mâcon donde reafirmó la re, fortaleció el espíritu de los fieles, y permaneció hasta sus últimos años cuando prefirió retirarse a la soledad de su convento en el bosque.
Su nombre a veces es también encontrado como Geraldo. Se desconoce su fecha de nacimiento, aunque posiblemente fue en la segunda mitad del siglo IX. Gerardo fue monje de la abadía de Cluny, con grandes virtudes de obediencia, disciplina y caridad. Además, es conocido por ser el fundador del eremitorio de Broissia en Francia.
En dicho monasterio, Gerardo fue ordenado presbítero y abad. Aproximadamente hacia finales del siglo IX, fue reconocido por sus virtudes, y des esta manera, el obispo San Aureliano de Lyon, nombró al abad Gerardo para dirigir la sede de Mâcon en Borgoña. Aproximadamente, por cuarenta años, san Gerardo se dedicó a fomentar la fe, fortalecer el espíritu, manteniendo siempre sus costumbres monásticas y su vida de penitencia, oración y austeridad.
La fama de santidad del obispo Gerardo se expandió por toda la región. Luego de un gran trabajo pastoral, el este obispo renuncia a su cargo, entre el 926 y el 930, para permanecer la última década de su vida en la vieja abadía de Nantua en el bosque, donde llevó una vida de ermitaño, hasta su fallecimiento en el año 940.
Su cuerpo se enterró en la iglesia del convento, este sitio se convirtió en un centro de visita por numerosos fieles y peregrinos que recibieron favores y milagros en nombre del santo obispo. Casi inmediatamente comenzó el culto local para San Gerardo de Mâcon, cuya memoria se recuerda el 29 de mayo, día en el que fue inscrito en el martirologio romano.