La Beata Gerardesca de Pisa fue una religiosa de la iglesia católica quien vivió hacia el siglo XIII. Esta religiosa italiana siempre cultivó el deseo de servir a Dios, aunque por obediencia a la familia contrajo matrimonio, convenció a su marido para llevar una vida consagrada e ingresar en un monasterio de la Orden Camaldulense.
Gerardesca nació en Pisa, aunque se desconoce la fecha, se presume que haya sido en las últimas décadas del siglo XII. Era descendiente de una noble familia, sin embargo, Gerardesca desde niña nunca quiso seguir las costumbres del mundo, siempre llevó el espíritu de una vida consagrada, por ello cuando tenía siete años de edad, escapó de casa para refugiarse en un monasterio. Aunque, después de varias súplicas de su madre, la niña Gerardesca regresó.
A pesar de su deseo de religiosa, por obediencia, accedió a casarse en un matrimonio arreglado con un noble, llamado Alferido di Biondino. Los primeros años del matrimonio fueron difíciles, hasta que con su paciencia y virtudes, Gerardesca convenció a su marido de vivir una vida consagrada ingresando al convento de la orden camaldulense de San Salvino de Pisa, que estaba siendo dirigido por un pariente.
Como no tenían hijos, ambos entraron a la vida reclusa. Algunos monjes del convento no estuvieron de acuerdo con la presencia de estos esposos en la orden, por ello los acusaron delante del superior. Sin embargo, Gerardesca y su esposo pudieron continuar como reclusos en la orden, su esposo como monje y Gerardesca como hermana oblata.
Se dice que la santa recibió varios dones durante esta vida espiritual, tenía frecuentes visiones y el don de la profecía. Además, algunos fieles acudían por su dirección y consejos. La beata Gerardesca falleció en el convento de Pisa aproximadamente en el año 1240, se desconoce la fecha exacta de la muerte de su marido.
Por sus virtudes en vida y los muchos favores concedidos tras su muerte, el papa Pío IX confirmó el culto a Santa Gerardesca en el año 1856.