Origen de la advocación mariana
La advocación de Nuestra Señora de los Ángeles está íntimamente ligada a la historia de la Basilica de Santa María de los Ángeles en Asís, Italia. Según la tradición franciscana, en el año 1216, durante la remodelación de la pequeña iglesia de la Porciúncula por parte de San Francisco de Asís y sus seguidores, la Virgen María se apareció acompañada de ángeles en el interior de este templo.
Esta visión milagrosa inspiró a los frailes franciscanos a reconstruir y dedicar esa humilde iglesia a Santa María de los Ángeles. De ese modo, surgió esta antigua advocación mariana.
Significado espiritual
La advocación de Nuestra Señora de los Ángeles simboliza la cercanía de la Virgen María con los más pobres y humildes, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís. La Porciúncula era una pequeña capilla ubicada en las afueras de Asís, que fue restaurada por el santo y sus primeros seguidores.
Al dedicar ese sencillo templo a Santa María de los Ángeles, se resaltaba que la madre de Jesús se hace presente y cuida especialmente de los más necesitados, tal como Francisco lo predicaba.
La Porciúncula y su importancia
La Porciúncula o Santa María de los Ángeles se convirtió en el lugar más importante para la espiritualidad franciscana. Luego de las apariciones marianas, San Francisco obtuvo del Papa Honorio III la indulgencia plenaria permanente para todos los que visitaran aquella iglesia.
Más tarde, se construyó una majestuosa Basílica alrededor de la Porciúncula para protegerla. Aun así, la pequeña capilla sigue conservando su humilde apariencia original.
Celebración de la fiesta
La fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Ángeles se celebra anualmente el 2 de agosto. Esa fecha conmemora la dedicación de la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís en el año 1223.
La fiesta no sólo honra a la Virgen, sino que también recuerda las apariciones marianas ocurridas en ese lugar a principios del siglo XIII, que dieron origen a esta antigua advocación.