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San Pionio

san pionio

San Pionio o Peonio, es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo III. Fue discípulo y seguidor de las enseñanzas de san Policarpo, era presbítero en Esmirna, recibió la palma del martirio durante la persecución de Decio, por haber hecho una apología de fe cristiana delante del pueblo griego y judío. Con su palabra y testimonio conquistó el corazón de muchos fieles; soportó las torturas a causa de su fe y servicio siendo quemado en la hoguera.

Pionio o Peonio era miembro de la iglesia de Esmirna en Asia menor (actual región en Turquía). Este santo era un fiel discípulo de Cristo y seguidor de las enseñanzas de San Policarpo. Con su predicación conquistó a muchos fieles para el cristianismo en toda la región.

Pionio se había convertido en sacerdote y presbítero. Los últimos  días del mes de febrero, los católicos celebraban en Esmirna el aniversario del martirio de San Policarpo. Pionio se encontraba junto a otros compañeros religiosos, entre ellos Sabina, Asclepíades. Los religiosos habían destinado la noche anterior en oraciones y penitencias, pues sabían que la persecución del emperador Decio se agravaba cada día más, provocando martirios y apostasías.

Durante la celebración eucarística, una multitud de griegos y judíos se reunió para escuchar a Pionio, este dio un verdadero discurso sobre la fe cristiana y católica, exaltando a los mártires que habían sido condenados por el hecho de ser cristianos, y exhortando a los fieles a resistir firmes. Sin embargo, muchos de los presentes rechazaron sus palabras por ser paganos; así Pionio y sus compañeros fueron hechos prisioneros, y aguardaban la llegada del procónsul para ser juzgados.

Se les intentó convencer de que rechazaran a su fe, no obstante, Pionio y los demás religiosos se mantuvieron firmes, negándose a participar en los sacrificios destinados a los dioses paganos. Al llegar el procónsul Quintiliano a Esmirna, Pionio y los demás fueron condenados a muerte.

Pionio pasó por el potro, y luego desgarraron su carne con garfios de hierro, para condenarlo a morir en la hoguera. Sorprendentemente, el cuerpo del santo no mostraba ninguna cicatriz cuando voluntariamente se quitó sus vestiduras y se lanzó a las llamas del fuego. Sucedió el 12 de marzo del año 250.

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