San Andrés Kaggwa es un santo mártir de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XIX. Este joven de Uganda pasó muchas dificultades a lo largo de su vida, fue esclavo, luego obtuvo un puesto importante en el gobierno del rey Mwanga, y finalmente, al conocer la doctrina cristiana, abrazó la fe verdadera, siendo predicador del Evangelio y por ello fue ejecutado.
Andrés Kaggwa nació en el año 1856 en Unioro, en una familia humilde, aunque no seguían ninguna religión. En su adolescencia fue capturado y vendido como esclavo a la corte del rey Mutesa. Sin embargo, como Andrés era un muchacho inteligente y de grandes cualidades, logró obtener su libertad y quedó sirviendo a la corte.
Andrés entabló una cercana amistad con el heredero al trono, el príncipe Mwanga, quien una vez hecho rey, lo nombró como gobernador de Kigowa. En medio de las influencias de la corte, Andrés se había convertido a la religión islámica. En aquel tiempo, llegaron al territorio de Uganda unos misioneros cristianos, y Andrés se sintió atraído por la labor de estos religiosos, así se convirtió en uno de los primeros ugandeses en ser bautizado, el 30 de abril del año 1882.
Desde entonces Andrés comenzó una nueva etapa en su vida, pasando a ser un apóstol seglar, catequista y predicador, que con su labor consiguió numerosas conversiones, entre los pajes de la corte y entre los fieles del pueblo.
Poco después en el reino de Uganda se instaló una persecución en contra de los misioneros, el primer ministro Katikkiro quería eliminar a todos los conversos en la corte, comenzando por los pajes e inclusiva a Andrés, que los había evangelizado; así convenció al rey de esta persecución, quien a pesar de su amistad con Andrés, permitió que Katikkiro hiciera su voluntad.
Andrés Kaggwa fue encarcelado y lo presentaron encadenados ante Katikkiro; a pesar de las amenazas se negó a despreciar su fe, y además reclamó la libertad religiosa para todos. También, Andrés fue acusado falsamente de intentar asesinar al rey, esto solo facilitó su condena a muerte.
En 1888, Andrés Kaggwa fue mutilado, decapitado y sus restos quemados. El papa Pablo VI lo beatificó en 1964.