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Beato Bartolomé Pucci-Franceschi

El beato Bartolomé Pucci-Franceschi es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XIV. Fue un descendiente de una familia noble quien después de llevar la primera parte de su vida en los asuntos del mundo, decidió entregarse al servicio cristiano, retirándose al convento de la Orden de los Hermanos Menores donde se dedicó con humildad y caridad a servir a los pobres y a los necesitados.

Bartolomé Pucci-Franceschi nació en el año 1245 en la región de Montepulciano de Toscana, su padre era el distinguido Puccio di Francesco. Creció en el catolicismo, llevando una vida natural para los nobles de la época. Cuando llevó a su juventud, se casó con Mila de Pécora, hija del capitán Tomás de Pécora, y de esta unión nacieron cuatro hijos.

Sin embargo, cuando Bartolomé tenía 45 años de edad, el sentimiento de servicio a Dios lo inquietaba y lo llamaba a la entrega y conversión, por tanto, en el año 1290, con sus hijos ya mayores de edad, conversó con su esposa y familia y decidió retirarse al convento de San Francisco de Montepulciano, perteneciente a la Orden de los Hermanos Menores, donde buscó una verdadera reforma y conversión, renunciando a sus posesiones y bienes para servir al próximo, en especial a los más necesitados.

En el convento, Bartolomé se destacó por ser un ejemplar modelo de perfección. Pasaba por períodos de éxtasis durante sus oraciones, y con humildad se disponía para todas las tareas más simples. Fue ordenado sacerdote una vez que profundizó en sus conocimientos de teología y de las Sagradas Escrituras.

Con placer, el hermano Bartolomé trabajaba para servir a los pobres y a los necesitados, llevándoles alimento y limosnas. Se dice que tuvo varias visiones de la Virgen María, de Ángeles y de muchos santos. Era un siervo entregado a la piedad, a la oración y a las penitencias.

El hermano Bartolomé falleció el 6 de mayo del año 1330. Su cuerpo recibió sepultura en la iglesia de San Francisco, hasta 1930 cuando se decidió su traslado a la iglesia de San Agustín. El Papa León XIII aprobó su culto el 24 de junio de 1880.

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