Santa Dymphna es una santa mártir de la iglesia católica de origen irlandés que vivió durante el siglo VII. Su historia cuenta como fue asesinada por su propio padre que pretendía unirse en matrimonio con ella, Dymphna se mantuvo fiel a la promesa de no ofender a Dios y consagrarse virgen a Él, por ello se rehusó y huyó, pero su padre la encontró y la asesinó por su desprecio.
La historia de santa Dymphna apareció por primera vez alrededor del siglo XIII. Se dice que esta princesa era la hija única de un rey pagano de Irlanda. Dymphna era una joven hermosa y extraordinariamente parecida con su madre. Cuando la reina falleció, el rey quedó trastornado y quería casarse nuevamente con una mujer que fuese replica de su esposa difunta. Al no encontrar ninguna tan parecida, uno de sus consejeros le propuso la idea de casarse con su hija Dymphna . El rey, en medio de su terrible obsesión, aceptó.
La princesa Dymphna se rehusó muchas veces, pues ella en su corazón había adoptado la fe cristiana y deseaba consagrase virgen, además sabía que dichas acciones ofenderían gravemente a Dios. El rey intentaba convencerla con halagos y promesas, hasta que finalmente la amenazó. Dymphna consiguió un plazo de 40 días, y habló con su director espiritual, el padre Gereberto, quien le aconsejó que huyera del palacio.
Dymphna se embarcó junto con el padre Gereberto y otros cristianos hacia el mar, llegando hasta la costa de Bélgica en Antwerp, de donde pasaron a un pequeño pueblo llamado Gheel, cercano al santuario de San Martin de Tours. Durante tres meses Dymphna vivió tranquila en estas tierras, hizo un voto de consagración ante el padre Gereberto para dedicar su vida a Cristo. La joven tenía 15 años.
Sin embargo, su padre, el rey, envió espías a buscarla, quienes la delataron y el propio rey fue hasta Gheel por ella. Como sus promesas fueron en vano, pues Dymphna seguía firme en su fe y decisión, el rey ordenó asesinar al padre Gereberto, y enfurecido aún ante la negativa de Dymphna , ordenó a sus soldados que mataran a la princesa pero estos se negaron pues la reconocían como una mujer virtuosa y la respetaba.
El rey, lleno de ira, cortó él mismo la cabeza de su hija Dymphna. Se le considera patrona de los enfermos mentales, de los epilépticos, de los lunáticos, de las víctimas de incesto y de violación.