San Juan José de la Cruz es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XVIII. Se caracterizó por ser un fiel devoto de las obras de San Francisco de Asís, por ello ingresó a la Orden de los Hermanos Menores de San Pedro de Alcántara, donde restituyó la disciplina y la observancia a la Regla en la provincia de Nápoles.
Su nombre de nacimiento era Carlo Gaetano, nacido el 15 de agosto del año 1654 en la isla de Ischia en Italia. Creció en el seno de una familia acomodada de principios católicos, sus padres confiaron los primeros años de su educación a los hermanos agustinos de la comunidad que tenía sede en dicha localidad.
Desde niño, Carlo fue un esplendido devoto, pasaba horas enteras en oración y hacía duras penitencias. En su juventud sintió el llamado a la vocación religiosa, así fue como su elección lo llevó a unirse a la Orden de los Hermanos Menores Alcantarinos, reformada por san Pedro de Alcántara, que tenía sede en el convento de Santa Lucía al Monte en el año 1670.
Un año más tarde emitió sus votos, siendo el más joven de los frailes de dicha congregación, y desde entonces tomó el nombre de Juan José de la Cruz. En el año 1674, el hermano Juan José y otros frailes recibieron las instalaciones del Santuario de Santa María Occorrevole, ubicado en Piedemonte d’Aife.
Logró ordenarse como sacerdote el 18 de septiembre del año 1677, y se embarcó en la misión de construir un monasterio más distante, en medio del bosque, al que colocó el nombre de “La Soledad”. Sin embargo, Juan José permaneció en Nápoles y como guardián de Santa María Occorrevole.
En el año 1703, el hermano Juan José fue electo como ministro de la Provincia de Alcántara de italianos, también abrió varias casas alrededor de Nápoles y conquistó con su reforma de obediencia y celo por los estudios cristianos el corazón de muchos religiosos que precisaban restaurar su observancia y regla de disciplina. Luego de este cargo, fue llamado por el arzobispo Francisco Pignatelli para que condujese 73 monasterios y retiros en la ciudad de Nápoles, en los cuales trabajó por con dedicación por mantener y rescatar la regla primera de la orden.
En sus últimos años de vida, Juan José de la cruz se refugió en un convento en provincia, alejado de sus funciones y la vida pública. Se dice que Dios le concedió el don de la profecía y la bilocación. San Juan José de la Cruz falleció el 5 de marzo del año 1734 el 26 de mayo del año 1839.