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San Conón de Naso

san conon de naso

San Conón de Naso

San Conón de Naso (o San Cono) es un santo de la iglesia católica, de origen italiano quien vivió durante el siglo XIII. Desde temprana edad se dedicó a profundizar los caminos de la fe cristiana, realizando varias peregrinaciones en las que tuvo experiencias que le permitieron definir su fe. Se unió a un monasterio y repartió la herencia de sus padres a los pobres. Más tarde escogió la vida monástica y solitaria para acercarse aún más a Dios. Se dice que tenía el don de la visión y la curación.

Conón nació posiblemente el 3 de junio del año 1139, en la ciudad de Naso de Sicilia en Italia. Sus padres eran de una familia acomodada y profesaban la religión católica. Desde los primeros años de su juventud, Conón fue muy cercano y activo como miembro de la iglesia. Sintiendo que esa era su vocación, viajó en una peregrinación a la ciudad santa de Jerusalén, y estando en el viaje tuvo una visión reveladora, se trataba de un sacerdote que era su amigo que estaba siendo asfixiado por la serpiente.

Cuando regresó de la peregrinación, Conón buscó al sacerdote y le contó lo que había visto, entonces este religioso le confesó que estaba haciendo malas obras de administración en la iglesia. Así fue como Conón le aconsejó para cambiar estos métodos y recuperar el camino.

Seguidamente, el joven Conón decidió separarse de su vida de comodidades e ingresar en el monasterio basialiano de Naso. Luego pasó un tiempo en el convento de Fragala, en el que tuvo contacto con la experiencia de San Silvestre de Troina y San Lorenzo Frazzano, de quienes recibió enseñanzas y consejos para la vida sacerdotal.

Una vez ordenado como sacerdote, Conón recibió la inspiración de llevar una vida más solitaria y austera, por ello solicitó el permiso de sus superiores para vivir en una cueva retirada en la Roca del Almo en las afueras de Naso, donde crecieron sus virtudes así como su fama de santidad. Se dice que realizó varias curaciones.

Algún tiempo después, sus superiores le ordenaron a Conón regresar al monasterio, esta vez con el cargo de abad. Realizó una segunda peregrinación a la Tierra Santa, y a su regreso, a causa del fallecimiento de sus padres, repartió la herencia entre los pobres y se marchó dispuesto a llevar una vida eremítica en la Cueva de San Miguel, donde permaneció hasta su muerte, en marzo de 1236, muy longevo, con casi 96 años de edad.

Una historia reciente cuenta que en 1571 la comunidad de Naso fue azotada por una terrible hambruna. Los fieles rezaron a San Conón que es su patrón y milagrosamente apareció un barco con grano para la comunidad.

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