Papa Francisco: Jesús da la vida incluso cuando parece que no hay esperanza
El Papa Francisco, en su reflexión previa al rezo del Ángelus del quinto domingo de Cuaresma, resaltó que Jesús es quien da vida incluso en los momentos donde parece que no hay esperanza.
Al meditar sobre el Evangelio de hoy, que narra la resurrección de Lázaro, el Santo Padre subrayó que, a pesar de que la vida parezca una tumba cerrada, no es el final, y en esos momentos Jesús se acerca más que nunca para devolvernos la vida.
El Papa alentó a no dejar de creer y esperar, y no dejarse aplastar por sentimientos negativos. Asimismo, destacó la importancia de no ceder al miedo que paraliza, y ser testimonios de Jesús en nuestro entorno diario.
En su conclusión, el Santo Padre pidió a María, Madre de la esperanza, que renueve en nosotros la alegría de no sentirnos solos y la llamada a llevar la luz a las tinieblas que nos rodean. Además, también hizo una recomendación a los confesores, para que no olviden que ellos también son pecadores y que están ahí para perdonar y no para torturar.
El Papa también destacó la importancia de la fe en los momentos de dificultad y cómo ésta nos ayuda a sobrellevarlos. «La fe nos hace pasar de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. La fe no es una ilusión, no es un escape de la realidad, sino que nos abre los ojos para ver la realidad misma con nuevos ojos, desde la perspectiva de Dios», afirmó.
Asimismo, recordó que todos somos llamados a ser testigos de la esperanza y de la vida que Jesús nos ofrece. «La resurrección de Lázaro no es solo una historia del pasado, sino una realidad que se renueva en cada uno de nosotros cada vez que nos acercamos a Jesús con fe. Él nos da vida, nos da esperanza, nos da la fuerza para superar todas las pruebas y dificultades que encontramos en nuestro camino», expresó el Santo Padre.
Finalmente, el Papa Francisco animó a los fieles a no tener miedo de acercarse a Jesús, quien siempre está dispuesto a acogerlos y a ofrecerles su amor y su perdón. «No tengamos miedo de acercarnos a Jesús con nuestros pecados y nuestras debilidades. Él nos espera con los brazos abiertos para ofrecernos su misericordia y su amor», concluyó.