Es esencial recordar a los santos cuya festividad se celebra cada 22 de agosto, ya que a través de ellos podemos conocer mejor la historia de la Iglesia y su legado en la vida de los fieles.
Celebrar a estos santos también nos invita a reflexionar sobre nuestro propio camino espiritual y a comprometernos con la búsqueda de la santidad, siguiendo el ejemplo de estos hombres y mujeres que dedicaron su vida al servicio de los demás y al amor de Dios.