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Beato Cristóbal Macassoli

Beato Cristóbal de Milan

Beato Cristóbal Macassoli

El beato Cristóbal Macassoli fue un religioso católico, quien vivió durante el siglo XV. Se dedicó en vida al trabajo religioso con tanta devoción a la predicación como a las obras de caridad para con los enfermos y los pobres. Fue presbítero y miembro de la Orden de los Hermanos Menores; promovió la fundó conventos e iglesias, y se le atribuyen prodigios y curaciones.

Cristóbal Macassoli nació en el año 1400 aproximadamente, en la comunidad de Milán. Creció en el núcleo de una familia cristiana muy devota y piadosa. Cristóbal creció como un hombre inteligente y virtuoso, cada vez cultivaba más en su corazón el deseo de llevar una vida religiosa.

Cuando cumplió 20 años de edad, pidió ser admitido en el convento de los franciscanos, al conocer la labor de San Bernardino de Siena, quien recorría toda Italia predicando y convirtiendo a muchos devotos. Cristóbal sentía admiración por el trabajo de los evangelizadores y por la observancia de la regla de San Francisco de Asís.

En el monasterio, Cristóbal se preocupó por desarrollar sus virtudes para el servicio, y mantener la pureza en el corazón, así como confiar totalmente a Dios su camino. Practicaban la vida austera, los trabajos duros para ayudar a los necesitados, y siendo discípulo de San Bernardino, logró ordenarse como sacerdote.

De inmediato el padre Cristóbal se entregó a la misión apostólica. Su fama de santidad crecía en todas las comunidades que visitaba, logrando la conversión de muchos fieles, y concediendo milagros con sus oraciones.

Junto al beato Pacífico Ramatti Cerano, el padre Cristóbal fundó el convento de Santa María de las Gracias en Vigevano, donde se asentó en los últimos años de su vida. Era visitado por muchos devotos que pedían sus oraciones y consejos. Se cuenta que realizó varios prodigios.

El beato Cristóbal Macassoli falleció el 5 de marzo del año 1485. Su cuerpo se sepultó en la iglesia de Santa María de las Gracias, hasta 1810 cuando las reliquias se trasladaron a la catedral de Vigevano. Su culto fue confirmado por el papa León XIII en el año 1890.

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