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San Hospicio de Niza

San Hospicio de Niza, eremita

San Hospicio de Niza es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo VI. Vivió como un humilde eremita, de aspecto áspero y atado con unas cadenas a una torre, apenas se alimentaba de lo suficiente para vivir; con su testimonio logró la conversión de muchos, así mismo predijo la llegada de los longobardos.

San Hospicio había nacido probablemente en la primera mitad del siglo VI en Egipto. Aunque no se tienen datos de exactos de su vida, se conoce que una vez que decidió su camino religioso, vistió unos hábitos ásperos de cilicio, y se encadenó con pesadas cadenas de hierro a una torre en Villefrance de Niza, ofreciendo estas penitencias por el perdón de los pecados y la conversión de los pecadores.

Apenas de alimentaba de algunos pedazos de pan con dátiles, raíces, hierbas y un poco de agua. Tenía el don de la profecía, san Hospicio advirtió sobre la invasión de los longobardos ya que Dios estaba enojado con la infidelidad del pueblo, el poco amor y piedad a los pobres, y la poca honra que prestaban a los templos.

Con su predicación y testimonio, Hospicio consiguió conquistar el corazón de muchos pecadores y reformarlos.

Tras la invasión de los lombardos, se encontraron con San Hospicio, anciano y encadenado a una torre, creyeron que se trataba de un criminal, el santo no negó las acusaciones, y los lombardos querían ejecutarlos. El verdugo erguí la espada pero su brazo quedó paralizado en el acto, comprendiendo que no se trataba de un criminar sino de un hombre espiritual. Se dice que su verdugo se hizo cristiano y permaneció junto a san Hospicio como discípulo.

San Hospicio fue elogiado por su espíritu penitente y sacrificado así como por sus dones proféticos y taumatúrgicos pos san Gregorio de Tours. Falleció alrededor del año 581, su sepulcro se convirtió en un lugar de peregrinación donde varios prodigios sucedieron. La diócesis de Niza recuerda de manera especial a San Hospicio, en su catedral se guardan algunas reliquias.

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