San Cipriano fue un conocido sacerdote romano, con habilidades para la escritura, de origen Africano, quien provenía de una familia adinerada que le ofreció buena educación y formación.
Historia de San Cipriano
Es un santo admirable, conoció ampliamente las religiones, rico en sabiduría pues antes de ser cristiano, San Cipriano era un investigador y practicante de la magia y las ciencias ocultas, desde temprana edad había aprendido las propiedades de las plantas, los metales, los astros, las velas.
Era un herbolario, sabía cómo crear pociones para vencer a espíritus y a muertos e inclusive tenía poder para realizar exorcismos. El mismo San Cipriano describe que antes de su vida cristiana había tenido una visión con el mismo Lucifer, quien le ofrecía el conocimiento para dominar los poderes de las ciencias ocultas y la magia.
Todos estos vicios paganos perjudicaron su vida, pero gracias a la orientación y consejo del presbítero Cecilio, San Cipriano le dio un giro a su vida, la transformó y se avocó al cristianismo, practicando la austeridad y la caridad, ya que le donó a la iglesia todo lo que tenía en fortuna y riquezas para ayuda del prójimo y de los pobres.
San Cipriano confesó abiertamente su fe, que defendía a un Dios único creador del cielo y la tierra y todo lo que en ella vive. Por reafirmar su fe y vocación cristiana fue martirizado y condenado a muerte por los emperadores romanos de la época. Sin embargo, no tuvo miedo a su ejecución, y aun en la hora de su muerte, solicito que a su verdugo se le entregasen 25 monedas de oro.
San Cipriano fue ejecutado el 14 de septiembre, decapitado en público, frente a fieles que lloraron su muerte y defendían su memoria. Fue el primer obispo mártir en África, por la labor de este santo, el continente africano conoce cada vez más la palabra de la Biblia.
Cipriano, el mago Santo
Muchos relatos, algunos con un carácter de mito o leyenda, indican que san Cipriano, antes de convertirse en uno de los más importantes representantes de la iglesia de África, fue un estudioso de las artes ocultas, de la magia, que trabajaba con hechicería, e incluso que había pactado con Lucifer.
Uno de estos relatos cuenta que, en una ocasión, Cipriano entro en un estado de éxtasis y tuvo una visión de Lucifer, quien le ofreció todo el poder y los secretos de la magia a cambio de su servicio incondicional. Cipriano aceptó y recibió un libro llamado “Tratado completo de la verdadera magia” o “Tesoro de Hechicero”, donde estaba escrito su nombre. Había sido atado a este libro, de modo que nunca podría deshacerse de él.
Cuando Cipriano comenzó a leerlo, pensó que no conseguiría entender lo que dice, puesto que estaba escrito en hebreo, pero sorprendentemente, entendió todas las palabras. Más aún, del libro salieron una cabra y un dragón, quienes se presentaron como sus ayudantes.
Cipriano se gano la fama de ser un prestigioso y poderoso hechicero, conocedor de encantamientos, posiciones y maleficios; dominaba el arte de las plantas y el de los metales preciosos.
En una ocasión, un hombre lo buscó para solicitar sus servicios, quería que una mujer llamada Justina, que se había hecho cristiana, se entregara a él. A pesar de que Cipriano utilizó toda clase de encantamientos, no logró quebrar la voluntad de la mujer. Cuando le preguntó a Lucifer, este le revelo que el Dios de los Israelitas la protegía.
Desde ese momento, Cipriano rechazó todo trato con el maligno y se dedicó a purificarse y hacerse un fiel devoto y seguidor de Cristo; tenía alrededor de 30 años.