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San Agustín de Canterbury

San Agustín de Canterbury

San Agustín de Canterbury es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo VI. Conocido como “el apóstol de Inglaterra”, este monje benedictino fue el primer arzobispo de Canterbury, evangelizador del territorio inglés, considerado como uno de los padres de la iglesia latina en las islas británicas. Se le considera como santo tanto por las tradiciones católicas como por la anglicana  y la ortodoxa.

Agustín nació el 13 de noviembre del año 534 en Roma. Creció como cristiano y hombre de fe, por ello ingresó a la orden de los hermanos benedictinos en el monasterio de San Andrés en Roma. Se caracterizó por un espíritu fuerte de predicador y evangelizador.

El papa Gregorio I en el año 597 le encomendó a San Agustín la misión de predicar y evangelizar Inglaterra. Cuando estaba camino a su misión, al pasar por el territorio de Francia, los misioneros fueron invadidos por gran temor, pensando en las dificultades que estarían por venir, pidieron a Agustín regresar a Roma y pedirle al papa Gregorio I para librarlos de esta encomienda. Sin embargo, el papa Gregorio I respondió a través de una carta en la que  nombraba a San Agustín Abad, y lo exhortaba a armar de valor a sus compañeros para proseguir con la misión.

Cuando llegaron a las costas de Kent, situadas al sudeste de Inglaterra, Agustín mandó a los intérpretes ante el rey Ethelberto, para anunciar su llegada y la misión de predicar el evangelio de la Salvación en sus tierras. La esposa del rey era merovingia y católica, esto contribuyó a que el rey, aunque pagano, los recibiera y les mostrara su apoyo.

Agustín y sus compañeros se instalaron en Canterbury, donde obtuvieron libertad y sustento departe del monarca para su jornada de predicación. Estos religiosos lograron muchas conversiones, incluso el rey Ethelberto fue bautizado. Esto facilitó la fundación y restauración de varios templos católicos.

El papa Gregorio consagró a San Agustín como arzobispo de la nación Británica, con dominio sobre los demás obispo de la isla. Con la ayuda del rey Ethelberto, se erigió la sede episcopal en Londres y se nombró como primer obispo a Melitón quien fundó en la ciudad la catedral de San Pablo; también  Agustín intentó reunir a los obispos británicos que se habían refugiado en las montañas de Gales, y propuso una reforma en las prácticas de la liturgia y la disciplina religiosa.

Una extraordinaria labor de establecimiento y desarrollo del cristianismo en toda Inglaterra fue llevada a Cabo por San Agustín, quien falleció en el año 604. Se le dio sepultura en el pórtico de la Catedral de Canterbury, pero más tarde sus restos se trasladaron hacia la entrada norte. Con la reforma en Inglaterra, su tumba fue destruida y sus reliquias extraviadas.

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