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John Tai: Un testimonio de fe en China

La valiente vocación de John Tai: Un testimonio de fe en medio de la persecución a la Iglesia en China

A pesar de la persecución que enfrenta la Iglesia católica en China, aún surgen vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa en fidelidad a la Iglesia de Roma. Un caso destacado es el de John Tai, un nombre ficticio utilizado para evitar represalias del Gobierno comunista. Al igual que otros sacerdotes, John viaja a España para estudiar Filosofía y Teología.

La iglesia catolica en china

«La situación de la Iglesia en China es sumamente complicada, ya que existen dos o incluso tres facciones. Tenemos la Iglesia clandestina, la Iglesia perseguida. Personalmente, prefiero llamarla ‘Iglesia fiel’, ya que es el término más acertado», afirma Tai. Además, está la iglesia patriótica, controlada por el Gobierno, que busca su autorganización e independencia. «Es como si estuviéramos viviendo un cisma, aunque aún no hemos llegado a ese extremo, pero sí intenta romper la relación con la Santa Sede».

Según relata John, hay otra facción dentro de la Iglesia. «Existen vacíos entre las diócesis y los obispos que tienen doble reconocimiento. Han sido elegidos por el Gobierno, pero cuentan con el consentimiento del Papa. Estos obispos, por así decirlo, son algo ambivalentes». John explica que estos obispos sufren mucho, ya que no tienen una conciencia tranquila. El Gobierno los tiene bajo control y, al mismo tiempo, desean ser fieles a la Iglesia, pues creen que pertenecen a la Iglesia de Cristo. Por lo tanto, enfrentan grandes sufrimientos.

John atribuye su vocación al «fruto de las oraciones». Desde muy pequeño, su madre lo llevaba todos los días a las 4:20 de la madrugada a rezar en una casa donde se encontraba el Santísimo expuesto. Aún hoy en día, un grupo de señoras se reúne allí y rezan especialmente por los sacerdotes y las vocaciones. Gracias a este ambiente y a esas oraciones, John ingresó en un seminario clandestino en China hace algunos años. Él afirma que su país necesita a Cristo.

John recuerda las veces en que fue llevado a la comisaría por ser testigo de su fe. En una de esas ocasiones, estuvo detenido durante dos días y fue interrogado. Durante el interrogatorio, los policías demostraron conocer todos los movimientos de la Iglesia clandestina. Uno de ellos incluso afirmó que podría ser uno de sus profesores en el seminario, intentando sembrar dudas sobre sus propios formadores. Sin embargo, John se mantuvo firme y respondió: «Si ustedes saben todo, ¿por qué me lo preguntan?». Debido a su corta edad, no pudieron imponerle ninguna pena y finalmente fue liberado.

El Gobierno chino sabe de la existencia de los católicos fieles a Roma, pero no busca acabar con ellos por completo. Su objetivo es que la Iglesia fiel a la Santa Sede y la Iglesia patriótica coexistan y se enfrenten entre sí, debilitándose mutuamente. John pide oraciones no solo para los católicos en China, sino para todos los católicos del mundo.

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