En la historia de la iglesia católica, el 18 de febrero se celebra la festividad de un gran número de santos y mártires. A lo largo de los siglos, estos hombres y mujeres valientes han inspirado a millones de personas con su ejemplo de fe y devoción.
A pesar de las adversidades y las persecuciones, se mantuvieron firmes en su compromiso de seguir a Cristo, incluso hasta la muerte. Al recordar su legado, recordamos la importancia de la fe, la perseverancia y el amor incondicional a Dios. Sus vidas son un testimonio de la fuerza y la belleza de la fe en momentos difíciles, y nos alientan a seguir su ejemplo en nuestras propias vidas.