Santa Petronila de Roma es una santa de la iglesia católica, cuyo origen es incierto, según las historias más comunes, vivió en la era de los apóstoles, como hija espiritual de san Pedro quien la bautizó; aunque los relatos son poco precisos, y parecen haber evidencias de que nació en el siglo III. De cualquier forma, su historia es un bello ejemplo de consagración a las causas nobles de Jesús y al Servicio de Dios.
La historia más frecuentemente contada sobre Petronila figurase como una leyenda. Según esta, se dice que era nacida en Roma en el siglo I, y descendiente de la familia de los Flavios. Su padre era Tito Flavio Petronio; otros relatos, poco verídicos, afirman que era en realidad hija de San Pedro. Lo cierto es que fue san Pedro quien la bautizó en esta historia.
Petronila deseaba servir con fidelidad a Dios y sufrir lo que Él sufrió, por ello cuando comenzó a padecer fiebres y parálisis, lo vio como un medio de purificación y penitencia. Algunos preguntaban a San Pedro que por qué no la sanaba con su poder, sin embargo, el santo respondía que era la voluntad de Dios. En una ocasión, san Pedro fue a visitarla en casa, y le ordenó que se levantara y los sirviera. Curada, Petronila salió de cama para atender a los apóstoles visitantes, pero luego recuperó la enfermedad.
Parece ser que el resto de su vida, Petronila la pasó dedicada a las obras de caridad, en sus días de salud visitaba a los presos y las tumbas de los mártires. Un día, un hombre llamado Flaco se presentó para proponerle matrimonio, Petronila le pidió tres días para meditar, en los cuales pasó a experimentar tristeza, pues quería vivir una vida consagrada a Cristo. Al tercer día de oración, Nicodemo fue llevarle la Eucaristía, luego de lo cual falleció.
Esta historia parece ser más una leyenda fantástica inspirada en una causa de fe, aunque ciertamente se encontraron las reliquias de una virgen mártir enterradas en las catacumbas de Domitila en Roma que posiblemente data del siglo III o IV.