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Santa Bona de Pisa

Santa Bona de Pisa

Santa Bona de Pisa es una santa de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XII. Esta religiosa italiana fue una monja peregrina, quien emprendió varios viajes a la Tierra Santa, a Roma y a Compostela, acompañando y ayudando a los demás peregrinos, soportando los peligros y las dificultades por su fe.

Bona nació aproximadamente en el año 1156, en la ciudad de Pisa en Italia, era hija de una familia humilde, su padre Bernardo era marinero. Cuando la pequeña Bona tenía 3 años de edad, su padre después de partir en una embarcación de trabajo, no regresó, entonces, Bona y su madre pasaron a enfrentar muchas dificultades para su subsistencia.

No obstante, contaron con la ayuda de un sacerdote agustino de la localidad, el padre Juan, quien fue también guía espiritual de la pequeña Bona. A partir de los siete años de edad, Bona comienza a prepararse para la vida religiosa, y en su juventud, totalmente decidida, manifiesta el deseo de consagrar su vida a Dios.

Bona ingresó a la Orden de las Canonesas Regulares de San Agustín, en el templo de San Martín en Pisa. En los años siguientes, Bona se dedicó a cultivar su espíritu religioso y su fe. La historia cuenta que tuvo varias visiones que revelaban cuál debería ser el camino que bona tendría que adoptar para su vida; de estas visiones nació en ella la inspiración para llevar una vida de peregrinación.

La hermana Bona realizó varios viajes a la Tierra Santa, a Roma y también a Santiago de Compostela. A pesar de los peligros y las amenazas que podía encontrar en el camino, Bona iba con entusiasmo, ayudando y animando a los demás peregrinos, quienes también la acompañaban y ayudaban en retribución a su caridad.

En una ocasión cuando estaba viajando a Tierra Santa, Bona fue capturada por unos sarracenos, pero afortunadamente pudo ser rescatada por unos mercaderes de Pisa que la llevaron de vuelta al convento de su ciudad en el año 1175.

La hermana Bona murió con fama de santidad, aproximadamente en el año 1207 y fue sepultada en la iglesia de su congregación en Pisa. El lugar de su sepultura se transformó en un centro de peregrinación donde sucedieron muchos milagros.

El culto a Santa Bona de Pisa fue reconocido en el año 1962 por el papa Juan XIII, quien la nombró además Patrona de las Azafatas de Italia.

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