San Severo de Aquitania: obispo y profeta del siglo VI
San Severo fue un obispo católico que gobernó la diócesis de Aquitania entre los siglos V y VI. Participó en concilios regionales y se le atribuyen dones proféticos y milagrosos. Es venerado como santo, especialmente en Aquitania, y su festividad es el 1 de febrero.
Biografía de San Severo
San Severo nació en la primera mitad del siglo V en la región galorromana de Aquitania, en el sudoeste de la Galia. Fue educado desde joven para el sacerdocio.
Tras ser ordenado sacerdote, se caracterizó por su celo apostólico y vida ejemplar. Por ello, fue elegido obispo de Aquitania hacia el año 530.
Participación en concilios regionales
Como obispo, San Severo participó en algunos concilios regionales de la Iglesia en la Galia para resolver cuestiones doctrinales.
También enfrentó conflictos con los godos arrianos, lo que le valió un breve exilio durante el reinado de Teodorico I.
Virtudes y dones extraordinarios
San Severo demostró grandes virtudes como obispo, dedicado a sus fieles. Se le atribuyeron dones de profecía y milagros ya en vida.
Su fama de santidad se difundió por toda Aquitania. Muchos acudían a él en busca de consejo espiritual o curación física por su intercesión.
Muerte y veneración como santo
San Severo murió hacia el año 540. Rápidamente comenzó a ser venerado como santo por los fieles aquítanos debido a sus virtudes en vida.
La Iglesia lo declaró santo patrón de Aquitania por su papel protagónico en esa región de la Galia.
Legado
Aunque fueron pocos años de obispado, San Severo dejó una honda huella en Aquitania por su celo pastoral, profecías y carismas extraordinarios.
Encarnó el ideal del santo obispo entregado a su grey y dotado de dones especiales por Dios.
Festividad
La Iglesia fijó la festividad de San Severo el 1 de agosto. Ese día los fieles de Aquitania conmemoran a su amado pastor que guió a la diócesis en el siglo VI.
Su culto permanece arraigado en esta región francesa, que lo considera celestial patrono e intercesor.