San Guillermo de Gelona es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo IX.
Existen dos versiones de la reformadora historia de vida de este santo. Una de estas cuenta que Guillermo era el décimo duque de Aquitania y conde de Toulouse, participando con las fuerzas de Carlomagno en la reconquista de Barcelona en el año 801, realizando proezas grandes ante los hombres que le trajeron gran fama y lo convirtieron en un héroe épico para Francia conocido como “Guillermo de Orange”.
No obstante, Guillermo sintió el deseo de reformar su vida procurando un sentido verdadero y espiritual que lo acercara a Cristo, así que decidió abandonar todo y para ingresar a la orden de los hermanos benedictinos en la abadía de Aniane en el año 804. Vistió el hábito e hizo el voto de respetar y apegarse a las buenas costumbres y a la disciplina eclesiástica. Más tarde, fundó el monasterio de Gellone en la diócesis de Londeve, el cual estuvo bajo la dirección de San Benito de Aniano, este monasterio después pasó a llamarse Saint-Guilhem-du-Desert. Permaneció el resto de su vida en esta congregación hasta su fallecimiento en el 812.
Otra versión relata que Guillermo duque de Toulouse, apoyaba al antipapa Anacleto contra Inocencio II, hasta que se dio cuenta de su error gracias a la Guía de San Bernardo de Claraval que le presentó una ostia en el umbral de la iglesia en Pathenay. Para reivindicarse, Guillermo se retiró para vivir como ermitaño, pasando por diversas mortificaciones, entre ellas, llevar una cota de malla sobre la piel con la cual peregrinó hasta Roma para pedirle al papa que le perdonara sus pecados. Visitó también Jerusalén y Santiago de Compostela, donde falleció.