San Emiliano de Vercelli es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo VI. A pesar de los pocos detalles que se conocen sobre su vida, se sabe que fue un monje eremita muy apreciado y justo, que más tarde fue consagrado como obispo de Vercelli, donde dirigió a los fieles hacia la fe cristiana verdadera venciendo las herejías.
Emiliano nació en la segunda mitad del siglo VI, en el Piamonte al norte de Italia. Se sabe que desde los primeros años de su vida observó la vocación religiosa como su decisión de vida.
Algunas historias apuntan a que Emiliano pasó 40 años viviendo como eremita en Sostegno, antes de unirse a un monasterio de clérigos regulares. Viajó hasta la región de Liguria donde se unió a un cenobio que era cercano a Vercelli, donde vivió como monje y fue apreciado y valorado por sus grandes virtudes, su estilo de vida penitente y contemplativa que era ejemplo para la comunidad.
A finales del siglo V, Emiliano fue electo como el XI Obispo de la diócesis de Vercelli, aproximadamente entre los año 493 y 497, cargo que ejerció con disciplina y observancia de sus hábitos monásticos hasta su muerte.
Como obispo, participó en los concilios de Roma celebrados en el 502 y 503. Se preocupó por la vida espiritual de sus fieles, en particular, por defender la doctrina católica frente a las herejías que eran escándalos en aquella época; además, realizó importantes gestiones para garantizar la prosperidad económica de su diócesis. Pidió al rey Teodorico que construyese un puente para mejorar las rutas de viaje y disminuyera los impuestos.
Como legado, el obispo Emiliano también dejó varias cartas y textos eclesiásticos. El obispo Emiliano falleció el 11 de septiembre del año 506. Sus restos se enterraron en la iglesia catedral de Vercelli.