San Aníbal María di Francia es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XIX. Este religiosos de dedicó desde su juventud al auxilio de los más necesitados, promoviendo la fundación de orfanatos para los niños desamparados donde se les brindara un clima de hogar, además, por su activa contribución con el trabajo eclesiástico fue nombrado como “el insigne apóstol de las vocaciones”.
Aníbal María Di Francia nació el 5 de julio del año 1851 en la ciudad de Messina, era hijo de nobles señores. Con apenas quince meses de edad, Aníbal perdió a su padre. Esta experiencia marcó su vida e hizo que tuviera especial amor por los huérfanos e interés en ayudarles en su formación educativa y de vida.
En su juventud se decidió por la vida religiosa, de tal modo que al terminar sus estudios, el 16 de marzo del año 1878 se hizo sacerdote. Solicitó permiso al obispo para vivir en una parte desolada y pobre de la ciudad de la cual sabía que necesitaba auxiliar, la región de las Casas de Avigñon, donde su principal interés fue llevar la imagen del evangelio para atender a los pobres.
En el año 1882, el padre Aníbal fundó unos orfanatos conocidos como los antonianos, ya que los había encomendado a la protección de San Antonio de Padua, en estos lugares ofrecía a los niños comida, trabajo, educación, formación religiosa y un clima de hogar.
En 1887 fundó la Congregación de Las Hijas del Divino Celo, y diez años después, la Congregación de los Rogacionistas, que fueron aprobados en 1926 y donde se comprometían a vivir en voto eterno de la Palabra del Evangelio: Rogarte ergo.
Así mismo, el padre Aníbal se preocupó por difundir la oración por las vocaciones a través de varias iniciativas, entre ellas la Sagrada Alianza para el clero y la Pía Unión de la Rogación. De hecho, la Jornada Mundial de la Oración por las Vocaciones, instituida anualmente por el papa Pablo VI en 1964, tiene su origen en este movimiento del padre Aníbal.
El padre falleció el 1 de junio de 1927. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1990.