Nuestra Señora de la Luz es una de las advocaciones de la Santa Virgen María, venerada en el Santuario de la Virgen de la Luz y en otras partes del mundo, la cual inició en Palermo de Italia, con la promoción del padre jesuita, Juan Antonio Geovesi.
El relato nos cuenta que en el año 1722 una mujer muy devota tuvo una visión de la Virgen María, donde la veía evitando que un alma cayera en las fauces de un monstruo del mal. Esto sucedió a raíz de que el padre italiano de los jesuitas, Juan A. Genovesi, le pidiese a esta mujer que le ayudase a encontrar una imagen para el libro que había escrito: “La devoción a María, Madre Santísima de la Luz”.
Esta religiosa mujer experimentó la aparición de la Virgen María, sujetaba un alma en una mano para que no fuera devorada por el monstruo; también se veía un ángel que ofrecía al Niño Jesús que estaba en los brazos de la Virgen, una canasta llena de corazones salvados del mal. En la visión, la Virgen María le dice a la santa que quiere ser retratada exactamente como se estaba presentando en aquella visión, bajo el título “Madre Santísima de la Luz”.
Un pintor retrató esta imagen en óleo, la cual se conserva en la ciudad de Palermo hasta 1732. Se dice que la imagen fue sorteada para decidir a qué Compañía de Jesús en América iría, y en tres ocasiones en el Sorteo salió la iglesia de León en Guanajuato, México, donde llegó el 2 de julio de 1732. Desde 2005 esta iglesia se conoce como Catedral Basílica Metropolitana de la Madre Santísima de la Luz de León.
La imagen de Nuestra Señora de la Luz nos muestra a la Virgen María como defensora de las almas delante del maligno. La Virgen María lleva una túnica blanca y un manto azul que representan su pureza y castidad. En su mano derecha sostiene un alma, y en el brazo izquierdo lleva al Niño Jesús, al cual un ángel le ofrece una sesta con dos corazones ardientes que simbolizan la caridad y el amor que son Dones de Dios. Unos ángeles también se ven en la imagen coronando a la Virgen María como reina.
