La beata Blandina Merten fue una religiosa de origen alemán, quien vivió durante los primeros años del siglo XX. Esta religiosa perteneció a la Orden de Santa Úrsula, donde llevó una vida contemplativa, de obediencia y devoción, profundamente interesada por la formación humana tanto espiritual como académica, educando a niñas y adolescentes.
Su nombre de bautismo era María Magdalena Merten. Nació el 10 de julio del año 1883 en la comunidad de Düppenweller de Saarland de Tréveris en Alemania. Creció en el seno de una humilde familia de cristianos. Aún en su infancia recibió el bautismo y la confirmación, y en 1886 cuando recibió la primera comunión, comenzó a meditar en su decisión de dedicarse a la vida religiosa.
Ingresó al Instituto Magisterial de Marienau para formarse como maestra. Tristemente, durante este período de estudios, sus padres fallecieron. Cuando obtuvo su título profesional comenzó a trabajar en diversas escuelas en Tréveris, desde 1902 hasta 1907, caracterizándose por una enseñanza espiritual, religiosa, y la fiel devoción que profesaba a la Sagrada Eucaristía, a la Pasión de Cristo y a la Virgen María. Con afecto, instruía a todas las jóvenes del instituto, y se dedicaba especialmente a los pobres y a los necesitados.
En el año 1908 se preparó para ingresar a la Orden de las Ursulinas, fue entonces cuando adoptó el nombre de Blandina del Santísimo Corazón de Jesús. Comenzó a trabajar en la escuela de Saarbrucken, pero desafortunadamente contrajo tuberculosis, iniciando un penoso viaje de enfermedad y dolencias, aunque siempre manteniendo la fe y su sonrisa esperanzada en Cristo.
Por el compromiso de su salud, Santa Blandina tuvo que regresar a Tréveris, donde permaneció entre sus hermanas y seguidoras, y continuó con su labor docente. En 1913 emitió sus votos perpetuos, y continuó enseñando hasta 1916. Afectada por la tisis, se retiró a pasar sus últimos años en oración y fe, falleciendo en 1918. La beata Blandina Merten fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1987.