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Santa Marcela de Roma

Santa Marcela de Roma

Santa Marcela de Roma: Maestra de la Sagrada Escritura y Madre Espiritual de las Primeras Monjas de Occidente

Santa Marcela de Roma fue una de las primeras mujeres en Occidente en dedicar su vida al estudio riguroso de la Sagrada Escritura, la vida ascética y la formación espiritual de otras mujeres. Viuda a los pocos meses de casada, transformó su palacio en el primer centro de formación bíblica femenina en Roma, donde acogió, enseñó y guió a futuras santas como Santa Paula de Roma y Santa Eustoquio de Belén. Su casa se convirtió en el germen del monacato femenino en Occidente, y su sabiduría fue reconocida incluso por San Jerónimo de Estridón, quien la llamó “madre de todos los santos de Roma”.

Nombre y Distinción

  • Nombre completo: Marcela de Roma
  • Nombres alternativos: Santa Marcela, Marcela la Asceta
  • Títulos: Viuda, maestra de la Sagrada Escritura, fundadora espiritual
  • Distinción: No debe confundirse con otras santas llamadas Marcela (como la Beata Marcela de San Félix, carmelita española del siglo XIX). Esta es Santa Marcela de Roma, del siglo IV, discípula de San Jerónimo de Estridón y mentora de Santa Paula de Roma.

Orígenes y Breve Matrimonio

Nació alrededor del año 325 en Roma, en una familia senatorial cristiana. Su padre, Leucio, era cónsul; su madre, Albina, era una de las primeras mujeres en abrir su casa a la enseñanza bíblica en la Ciudad Eterna.

A los 17 años, fue obligada a casarse con un cónsul anciano, Aproniano. Pero solo siete meses después, enviudó. En lugar de contraer un nuevo matrimonio (como era esperado en su círculo), renunció a los privilegios de su clase y consagró su vida a Dios.

El Palacio de la Aventino: Cuna del Monacato Femenino en Roma

En su residencia en la colina del Aventino, Marcela fundó una comunidad informal de mujeres piadosas que vivían en castidad, pobreza y oración, sin clausura formal pero con una regla de vida inspirada en el monacato oriental.

Allí:

  • Enseñaba gramática, retórica y exégesis bíblica,
  • Organizaba lecturas espirituales y debates teológicos,
  • Y promovía la caridad activa: visitaban cárceles, hospitales y ayudaban a viudas y huérfanos.

Su salón se convirtió en la “escuela de las santas”: allí se formaron Santa Paula de Roma, Santa Eustoquio de Belén, Santa Asela de Roma (su hermana) y otras mujeres de la nobleza que eligieron la vida consagrada.

Relación con San Jerónimo de Estridón

Cuando San Jerónimo de Estridón llegó a Roma en 382 como secretario del Papa San Dámaso I, fue recibido en el círculo de Marcela. Ella y sus discípulas lo consultaban constantemente sobre dificultades en la interpretación de las Escrituras.

Jerónimo, impresionado por su sabiduría, le escribió numerosas cartas explicativas, que hoy son valiosas fuentes teológicas. En una de ellas (Epístola 127), escribe:

“Tú, Marcela, enseñas a los que enseñan; iluminas a los que iluminan.”

A diferencia de Santa Paula de Roma, Marcela nunca quiso ir a Tierra Santa. Sentía que su misión estaba en Roma: “Mi Jerusalén está aquí, entre los pobres y los que buscan la verdad”.

Martirio Espiritual durante el Saqueo de Roma

En el 410, las tropas visigodas de Alarico I saquearon Roma. Los bárbaros entraron en su casa y, al ver su sencillez, la golpearon y la interrogaron sobre el paradero de sus tesoros. Ella respondió: “Mis tesoros están en el cielo”. Aunque sobrevivió al ataque, murió pocos días después, el 31 de enero de 410, a los 85 años, de tristeza al ver caer la Ciudad Eterna.

Fue enterrada en el cementerio de Santa Balbina, en la vía Ardeatina.

Reconocimiento por la Iglesia

  • Incluida en el Martirologio Romano el 31 de enero:

    “En Roma, santa Marcela, viuda, que, después de breve matrimonio, se consagró a la vida ascética y al estudio de las divinas Escrituras, siendo maestra de muchas mujeres santas.”

  • Su culto es inmemorial y universal.
  • Nunca fue beatificada ni canonizada mediante proceso moderno, ya que su santidad fue reconocida desde la antigüedad.
  • No es mártir, aunque su muerte estuvo marcada por el sufrimiento durante la invasión.

Relación con Otros Santos

Legado Espiritual

Santa Marcela de Roma es considerada la fundadora espiritual del monacato femenino en Occidente. No construyó monasterios, pero formó corazones. Su modelo de “vida consagrada en el mundo” anticipó siglos después a las órdenes seculares y las comunidades laicas.

Oración a Santa Marcela de Roma

Oh Santa Marcela de Roma, maestra de la Palabra y madre de santas, tú que hiciste de tu hogar una escuela de sabiduría evangélica, ilumina a los que hoy enseñan la fe, para que no prediquen teorías, sino encuentros con Cristo.

Intercede por las mujeres que buscan formación teológica profunda, por las viudas que desean consagrar su soledad a Dios, y por todas las comunidades que quieren ser, como tu casa, refugio de oración y estudio.

Santa Marcela, cuya vida fue un comentario viviente de las Escrituras, enséñanos a leer la Biblia no con curiosidad, sino con amor. Y que tu ejemplo nos recuerde que la santidad no siempre construye catedrales, a veces basta con abrir una puerta. Amén.

Cómo profundizar en la devoción a Santa Marcela de Roma

Quienes desean seguir su espíritu suelen enriquecer su fe mediante:

  • Lectura de las cartas de San Jerónimo de Estridón dirigidas a ella (especialmente Epístola 23, sobre la vida ascética)
  • Participación en grupos de estudio bíblico femenino inspirados en su modelo
  • Uso de su imagen en oratorios dedicados a la formación espiritual de mujeres
  • Oración por las educadoras católicas y las directoras espirituales
  • Visita a la Basílica de Santa Balbina en Roma, cerca de su lugar de entierro

Iconografía

Santa Marcela de Roma se representa como una mujer noble de edad avanzada, con velo de viuda y túnica sencilla, a menudo:

  • Enseñando la Biblia a jóvenes mujeres en un salón romano,
  • Con un libro y un crucifijo en las manos,
  • O arrodillada en oración en su casa del Aventino.
    En pinturas del Renacimiento, aparece con una lámpara encendida, símbolo de la sabiduría que ilumina.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Por qué su fiesta es el 31 de enero?
Porque es la fecha de su muerte en el año 410, tras el saqueo de Roma por los visigodos.

2. ¿Fue realmente maestra de Santa Paula de Roma?
Sí. Santa Paula de Roma estudió con ella en el Aventino antes de conocer a San Jerónimo de Estridón. Marcela fue su primera guía espiritual.

3. ¿Escribió algún libro?
No. Pero sus preguntas a San Jerónimo de Estridón inspiraron algunas de sus cartas más importantes sobre exégesis bíblica, que hoy forman parte del patrimonio teológico de la Iglesia.

4. ¿Por qué no se fue a Tierra Santa como Paula?
Porque sentía que su misión estaba en Roma. Creía que la vida consagrada no requería huir del mundo, sino transformarlo desde dentro.

5. ¿Es patrona de algo?
Aunque no tiene patronazgo oficial, es invocada por educadoras católicas, viudas consagradas, y mujeres en formación teológica, y se la considera modelo de la “intelectualidad femenina al servicio de la fe”.

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