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San Agustín de Hipona

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San Agustín es un conocido santo de la iglesia católica, nacido al norte de África en una la ciudad de Tagaste, hoy en día Argelia, en el año 354. Se le llama San Agustín de Hipona, ciudad en la que falleció en el año 430.

San Agustín era hijo de un pagano de nombre Patricio, que se convirtió al cristianismo al final de su vida, y su madre era Santa Mónica, una mujer con profundos valores cristianos y una fe inquebrantable que oró por la conversión de su esposo y su hijo Agustín.

De su madre San Agustín aprendió la oración y conoció a Dios y a Jesús. Aunque el joven Agustín se apartó por algunos años del camino del señor, tomando otras doctrinas como la de los maniqueos. Era un hombre sumamente analítico y pensador, por lo que buscaba en estas doctrinas la verdad y la razón. Santa Mónica, oraba con fervor y esperanza para que la oración iluminara el camino de su hijo Agustín.

Finalmente las plegarias de la santa son escuchadas, cuando San Agustín tenía 32 años entrega su fe y su confianza a Dios e inicia su trabajo por cultivar la fe cristiana y católica. En el año 391 es ordenado como sacerdote en Hipona y asistente del obispo.

Durante su vida cristiana, San Agustín se enfoca en buscar a Dios incesantemente, en aprender su verdad y descifrar su conocimiento, para lo cual se apoyo en su madre y amigos, sabiendo que la ayuda de otros es necesaria. San Agustín enseña que la vida en comunidad es sumamente importante para reflexionar aprender la verdad.

San Agustín convirtió su corazón a uno amoroso y fraternal. Era amable y caritativo con todos, no importase si fueren pecadores, les proporcionaba ayuda, comida y los orientaba en el camino hacia el perdón y la penitencia.

Su pensamiento explicaba que el pecado perdía las almas pero que la gracia divina de Dios era capaz de personar a los pecados y redimir las almas, así pues, San Agustín veía al mundo como el sitio mediador entre Dios y los hombres.

Oración a San Agustín para dejar los amores pecaminosos

Oh glorioso San Agustín, tu fuiste un hombre sensual atormentado frecuentemente por los apetitos y deseos naturales, pero supiste encontrar tu camino hacia Dios por medio del fuerte deseo de vivir una rica vida espiritual y plena de sentido.

Ayúdame a ver las cosas como tu enseñaste, que Dios esta presente en todos aquellos que con buena voluntad le buscan y en todos los que le aman como El nos ama. Ayúdame a ver a través de mis deseos de Dios y ayúdame a ver el amor de Dios en todos mis deseos.

Te pido San Agustín, que me ayudes a encontrar a Dios en todo lo que veo. Infunde en mi espíritu con el deseo de conocer y amar a Dios con todo mi corazón. Amén

Oración a San Agustín para no llorar mas a alguien

¡Oh, gran San Agustín! tú que eres enviado de Dios, tú que concedes milagros y acompañas al señor en los cielos.

Dame la fuerza, hazme seguir, borra mis lágrimas y hazme entender que mi pérdida solo es un cambio de camino.

Ayúdame, San Agustín, y del mismo modo, ayuda a (nombre de la persona) para que alcance la paz, sea feliz y acompañe a Dios en su ciudad sagrada.

Amén.

Oración de San Agustín por los difuntos

¡Oh, querido San Agustín, protege a (nombre del difunto), guíalo en su camino al paraíso para que se encuentre con nuestro Señor, para que perdone sus pecados y le cuide su alma.

Poderoso San Agustín, intercede para que (nombre de la persona) pueda gozar de la paz en los cielos, deja que bese los pies de nuestro creador, que beba del dulce néctar de la vida eterna, hoy aquí, te pido por él(ella) porque me preocupo, porque le amo y deseo que esté bien incluso después de la muerte.

Amén.

Oración de San Agustín: Tarde te amé

Ayúdenme a valorar las cosas antes de perderlas.

Ayúdenme a aprovechar el tiempo, pues rápido se va.

No quiero entregarme a tu fe demasiado tarde.

Quiero vivirte con intensidad, mi Dios amado.

No me dejes que pierda el tiempo en lo que no vale, como el dinero, la avaricia y las cosas que no me servirán para poder adorarte.

Ayúdenme, querido Dios, querido San Agustín, a seguir su palabra, a expandir el bien el amor a la familia y todo aquellos que nos hace tus hijos.

Ayúdenme a obrar como un digno hijo de Dios, pues quiero amarles, toda mi vida.

Amén.

Oración de San Agustín al Espíritu Santo

Espíritu Santo, guíanos, ayúdanos a tener siquiera una pizca de la bondad que te llena. Tú, que moriste en la cruz por completos extraños.

Guíame para dejar de ser tan pecador y comenzar a ser como tú.

Quiero seguir tu palabra, inspírame a ayudar, amar, cuidar como tú lo haces diariamente.

Dame el bien aunque en mi naturaleza esté ser un pecador.

Amén.

Oración de San Agustín por las almas del purgatorio

 Querido Dios, guía a esas almas sin rumbo.

Concédeles el perdón, dales un puesto a tu lado en los cielos.

Tú que eres piadoso, gentil y lleno de buenas voluntades.

Ayúdales a conseguir tu perdón, a arrepentirse, a amarte como lo mereces.

Sácalos del camino del mal, perdona sus errores, su faltas, y todos sus pecados.

Dales la oportunidad de vivir al máximo en la espectacularidad de tus cielos, junto con todos tus ángeles, tus colegas, tu hijo.

Errar es de humanos, así que por favor, perdona al que se arrepienta, al que te ame y al que prometa seguir tus pasos, tu palabra y buenas acciones.

Por esos que no tienen hogar, por los bebés no bautizados, te pido por ellos, por su bienestar, por que puedan estar contigo.

Amén.

Oración a San Agustín para peticiones especiales

“¡Oh, Salvador mío, necesito tu ayuda.

Ayúdame a ser más que mis problemas.

De pronto, nada sale como se espera, ayúdame a soportar tus pruebas, a saber qué es lo mejor para mí, a pensar antes de actuar.

A poder enmendar mis errores y seguir adelante.

Necesito de tu apoyo, porque soy débil y me encuentro devoto a ti en todos los aspectos posibles.

Amén.

Oración a San Agustín para todas las mañanas

Oh, gran Agustín, nuestro padre y maestro, que conoce los brillantes caminos de Dios y también los caminos torcidos de los hombres, admiramos las maravillas que la gracia divina ha funcionado en ti, convirtiéndote en un testigo apasionado a la verdad y a la bondad al servicio del prójimo.

En el comienzo de un nuevo milenio marcado por la Cruz de Cristo, enséñanos a leer la historia a la luz de la divina Providencia, que guía los eventos del encuentro final con el Padre. Guíanos hacia metas de paz, encendiendo en nuestros corazones su propio deseo por los valores en el que nosotros, con la fuerza que viene de Dios, puede construir la “ciudad del hombre”.

Que la profunda enseñanza que dibujaste, con un estudio amoroso y paciente, de las fuentes siempre vivas de la Escritura ilumina a todos los que hoy son tentados alienando espejismos. Que tengas el coraje para ellos para emprender el camino hacia ese “hombre interior” en el que el Uno, que es el único que puede restaurar la paz a nuestros corazones inquietos, espera.

Muchos de nuestros contemporáneos parecen tener perdió la esperanza de llegar, en medio de las muchas ideologías en conflicto, la verdad que siguen anhelando en lo más profundo de sus corazones. Enséñales a no abandonar nunca su búsqueda en la certeza de que, al final, sus esfuerzos serán recompensados por el encuentro satisfactorio con esa, suprema Verdad, que es la Fuente de toda verdad creada.

Por último, San Agustín, comunicarnos también una chispa de ese amor ardiente por la Iglesia, la madre católica de los santos, que sostenía y daba vida a los esfuerzos de su largo ministerio. Hágannoslo, mientras caminamos juntos bajo la guía de nuestros legítimos pastores, para alcanzar la gloria de la Patria celestial donde, con todos los Benditos, podemos unirnos en el canto el nuevo y eterno Aleluya.

Amén.

Oración del autoconocimiento de San Agustín

Señor Jesús, permíteme conocerme a mí mismo y conocerte a Ti, y no desear nada más que a Ti.

Déjame odiarme y amarte.

Déjame hacer todo por ti.

Déjame humillarme y exaltarte.

Déjame pensar en nada más que en ti.

Déjame morir a mí mismo y vivir en Ti.

Permíteme aceptar lo que sea que suceda, como si fuera de ti.

Déjame desterrar el yo y seguirte, y desear siempre seguirte.

Déjame volar de mí mismo y refugiarme en Ti, que yo merezca ser defendido por ti.

Déjame temer por mí mismo.

Déjame temerte, y permíteme estar entre aquellos que son elegidos por Ti.

Déjame desconfiar de mí mismo y poner mi confianza en Ti.

Permíteme estar dispuesto a obedecer por Tu bien.

Déjame aferrarme a nada excepto a Ti, y déjame ser pobre por tu gracia.

Mírame, para que pueda amarte.

Llámame para que pueda verte, y para siempre disfrutar de Ti.

Amén.

Oración a San Agustín por los enfermos

Velad, Señor, con los que despiertan, o velan, o lloran esta noche, y haced que vuestros ángeles se ocupen de los que duermen. Cuida a tus enfermos, Señor Cristo. Descansa tus cansados.

Benditos sean los moribundos. Alivia a los que sufren. Compadécete de los afligidos. Protege a los que están contentos. Y por el bien de todo tu amor. Amén.

Oración de San Agustín para pedir la protección de Dios

Señor Jesús, permíteme conocerme a mí mismo y conocerte y no desear nada excepto a ti. Déjame odiarme y amarte. Déjame humillarme y exaltarte.

Déjame pensar sólo en ti. Déjame morir a mí mismo y vivir en ti. Déjame aceptar lo que sea que pase, como si fuera de ti.

Déjame desterrarme y seguirte, y siempre desearé seguirte. Déjame volar de mí mismo y refugiarme en ti, para que merezca ser defendido por ti. Déjame temer por mí mismo, déjame temerte a ti, y déjame estar entre los que son elegidos por ti.

Déjame estar dispuesto a obedecer por tu bien.

Déjame aferrarme a nada excepto a ti, y déjame ser pobre por tu culpa. Mírame, para que pueda amarte. Llámame para que pueda verte, y para siempre disfrutar de ti.

Amén.

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