Santa Beatriz de Silva fue una conocida religiosa, destacada por ser la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción.
Santa Beatriz vino al mundo en una familia con profunda fe cristiana, muy devota y de buenos valores. Cuando apenas era una adolescente, tuvo que mudarse a la corte de la reina Isabel, siendo una de las damas de la reina por algunos años.
Santa Beatriz era una joven muy hermosa, atractiva para la mirada de muchos, respetada y admirada, lo que hizo que muchos nobles caballeros le propusieran matrimonio, sin embargo, Santa Beatriz no aceptaba ninguna propuesta ya que su deseo era consagrar su vida a Jesús.
Se dice que la hermosa presencia de Santa Beatriz despertó celos en la reina, por lo que la encerró en un rincón del castillo, oscuro y solitario. En este confinamiento, Santa Beatriz rezó con devoción a la Virgen María, y experimentó una visión de esta, vio a la Santa María vestida con un hábito blanco y un manto azul, cargando al niño Jesús en sus brazos. La virgen le dio palabras de consuelo y de ánimo, y le asignó la tarea de fundar la orden para honrar el misterio de La Inmaculada Concepción.
Por ayuda de la virgen el corazón de la reina se ablandó y Santa Beatriz de Silva fue liberada. Seguidamente Beatriz dejó la corte y se internó en el monasterio dominico de Santo Domingo Real. La Santa tenía la costumbre de cubrir su rostro con un velo, en representación de su entera consagración a Dios.
Llevó a cabo su misión en el año 1884, cuando partió del monasterio de Santo Domingo junto con algunas hermanas, para ir a habitar la casa llamada Palacios de Galiana, donada por la reina Isabel católica, quien en su generosidad, le había donado también la capilla de Santa Fe vecina a la casa.
Fue con la petición de Santa Beatriz de Silva y de la misma Reina Isabel, que en el año 1489 lograron la aprobación por parte del Papa Inocencio VIII para la fundación de un Monasterio que honrara la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Santa Beatriz falleció antes de que se culminara la fundación de dicha orden, aunque venciendo todas las dificultades, el monasterio se mantuvo fiel y perseverante, se extendió de Toledo hacia todo el reino, y finalmente en septiembre de 1511 se le concedió su regla propia.
Santa Beatriz de Silva, llamada “la dama del rostro velado”, fue proclamada Beata por el Papa Pío XI en julio de 1926, y canonizada por Pablo VI en octubre de 1976. Su fiesta se celebra el 17 de agosto.