Las informaciones con respecto a su historia son variadas e imprecisas. Sin embargo, las fuentes más confiables indican que San Telesforo nació en Grecia, probablemente a finales del siglo I.
Su camino religioso comenzó de la mano de las enseñanzas de los carmelitas, habiendo estudiado también letras y filosofía. Era un religiosos solitario, que rechazaba la fama y las adulaciones, además cultivaba la oración y se le destaca por su gran sabiduría.
Durante un tiempo su vida transcurrió en el monasterio con otros hermanos carmelitas, hasta que adoptó el ascetismo y emigró a la soledad total, sometiéndose a ayuno, penitencia y oración. En medio de este estilo de vida, San Telesforo sintió la necesidad de trabajar por la defensa de los devotos cristianos que se enfrentaban a la persecución del emperador. Por tal motivo, Telesforo se trasladó a Roma.
Bajo el mandato del emperador Adriano, San Telesforo se dedicó a promover la oración y reafirmar las costumbres cristianas. Política y socialmente, la iglesia atravesaba un clima de cierta “paz”. A la muerte del papa Sixto I, San Telesforo se convirtió en el 8vo Papa de la Iglesia Católica, en el año 142 aproximadamente.
San Telesforo se dedicó a exaltar las virtudes de la iglesia a través del establecimiento de normas y costumbres religiosas, entre ellas, el ayuno obligatorio para los clérigos, durante las siete semanas previas a la Pascua. Además, decretó que el día 25 de diciembre, celebración de la Natividad, los presbíteros debían de celebrar tres misas, a media noche, al alba, y a las 9 de la mañana, para representar el nacimiento de Jesús, la adoración de los pastores, y la manifestación a los hombres respectivamente.
En otros hechos importantes, luchó contra los herejes y los gnósticos y los que adoraban a dioses paganos y pretendían envolver la imagen de Jesús en sus creencias falsas. Por causa de este movimiento, San Telesforo se hizo de muchas enemistades entre los sacerdotes paganos y herejes quienes en venganza levantaron calumnias en su contra y promovieron de nuevo la persecución contra los cristianos.
Anticipando su fin, San Telesforo ordenó tres obispos, doce presbíteros y ocho diáconos, que debían proteger la iglesia, los envió por toda la ciudad para atender a los perseguidos y servir a los necesitados.
Un día, mientras San Telesforo se encontraba predicando, fue capturado por sacerdotes paganos; encarcelado, lo sometieron a muchos tormentos, hasta que fue decapitado el 5 de enero del año 154.
Oración a San Telesforo
Señor y Pastor eterno, mira con benevolencia a tu rebaño, y cuidalo con protección constante por medio de tu bienaventurado Mártir y Soberano Pontífice Telésforo, a quien constituiste pastor de toda la Iglesia.
Amén