San Evagrio es un santo de la iglesia católica, quien vivió durante los primeros siglos de la era cristiana, posiblemente en el siglo IV. Fue obispo de Constantinopla, en tiempos en los que los cristianos eran perseguidos y sometidos; las referencias indican que no pudo ejercer su cargo ya que fue expulsado y condenado a morir en el exilio, por ello se le llama confesor de la fe. Defendía los principios de la ortodoxia cristiana.
Son muy pocos los datos disponibles de san Evagrio, apenas se cuentan algunas frases de historias recatadas de biografías antiguas y del martirologio romano. Los hechos se sitúan a mediados del siglo IV en Constantinopla, bajo el gobierno del emperador Valente.
En aquellos días, la sede de Constantinopla se encontraba vacante, ya que Eudoxio, quien era un obispo arriano que había tomado control de la sede por casi 20 años, acababa de fallecer. Los arrianos querían continuar con su dominación en dicha región, por ello propusieron a Demófilo como su sucesor, sin embargo, en Constantinopla también existía una fuerte corriente de cristianos del partido ortodoxo que se oponían a estas arbitrariedades.
Aprovechando la oportunidad de a sede vacante, san Evagrio fue propuesto por Eustaquio de Antioquía, quien inclusive, llegó a presidir la ceremonia de inauguración. Todos estos acontecimientos sucedieron en secreto en Constantinopla, por protección frente a las amenazas de las persecuciones.
Cuando los arrianos se enteraron del nombramiento de Evagrio, se levantaron en una revuelta popular, que acabó por llamar al emperador Valente a Constantinopla. El emperador ordenó entonces, capturar a los dos religiosos, Eustaquio y Evagrio, y los condenó a morir exiliados. En cuanto Eustaquio fue desterrado a Bizya en Tracia, se desconoce con exactitud a donde fue enviado Evagrio.
Los arrianos recuperaron la sede de Constantinopla, y las hostilidades y amenazas contra os cristianos ortodoxos se agravaron. Mientras en el exilio, san Evagrio falleció al poco tiempo como confesor de la fe católica.