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San Beda el Joven

San Beda, apodado “el Joven”, es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo VII. Este religioso fue un funcionario del gobierno de Carlomagno, quien tras pasar la mitad de su vida en este servicio, encontró la felicidad plena en el servir a Cristo, pasando a recluirse en un monasterio para vivir en constante oración y penitencia.

San Beda el Joven

Poco sabemos de la vida de San Beda. Algunos relatos indican que posiblemente nació en una antigua comunidad de Alemania que hoy en día pertenece a Schleswig. Era miembro de una familia acomodada por lo cual desde su juventud trabajó en la corte de Carlomagno de Francia, donde tuvo un puesto destacado como uno de los funcionarios más fieles, obedientes y de irreprochable conducta. Nunca dejó de cumplir ninguna de las misiones que le eran asignadas.

Conjuntamente con este trabajo político, Beda, quien era cristiano, comenzó a acercarse más a la fe católica. Fue entonces cuando el llamado hacia una vida de servicio se hizo evidente en su corazón, Beda decidió apartarse de las riquezas y lujos del mundo para entregarse a una vida austera y monástica.

Con el consentimiento del emperador, Beda se renunció a la corte y viajó hacia Italia, donde ingresó en la abadía de los hermanos benedictinos en de Gavello, en Rovido de Venecia, que estaba bajo la dirección del abad Guillermo.

Con 40 años de edad, Beda se hizo monje, profesando una fe admirable y ajustándose a la severa disciplina de la orden benedictina. La comunidad quiso elegirlo como obispo en una ocasión por sus grandes cualidades religiosas, pero en su humildad, Beda rechazó el cargo.

Permaneció 10 años en este monasterio, hasta su muerte alrededor del año 883. Los restos de San Beda, el Joven, descansaron en la iglesia del Monasterio de San Benigno de Génova, hasta 1854 cuando se trasladaron sus reliquias a la iglesia de Santa Escolástica de Subiaco de los benedictinos.

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