San Adán de Fermo es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XIII. Poco se sabe sobre su vida, más que un monje benedictino ejemplar, quien llevó una vida de caridad y gracia y ganó su fama de santidad poco después de su muerte.
La historia de San Adán de Fermo comienza a darse a conocer a partir del siglo XVII, cuando Ferriarius lo presenta en el Catálogo General de los Santos de Italia.
San Adán posiblemente nació a mediados del siglo XII en la región de Piceno de Italia. Creciendo en una familia humilde y cristiana, muy temprano en su juventud, Adán decidió seguir el camino religioso por lo cual ingresó a la abadía de los monjes benedictinos de San Sabino en Monte Vissiano, que era cercana a Fermo.
Vivió un tiempo en esta comunidad monástica observando especialmente los principios de la oración y la penitencia, hasta que decidió partir a la solidad para llevar una vida eremítica y austera, más contemplativa. Posiblemente, el abad Adán se construyó una eremita en las cercanía de Fermo donde pasó algunos años.
Más tarde, Adán fue llamado a la vida monástica en comunidad, y regresando al cenobio de San Sabino, fue electo como prior. Permaneció en la dirección de este monasterio, el cual guió con sabiduría y experiencia, hasta su muerte, sucedida entre 1209 y 1212.