El beato Antonio Pavoni fue un religioso de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XIV. Fue presbítero de la Orden de los Predicadores dominicos, quien predicó con fortaleza y valentía la verdadera fe en Cristo, apuntando severamente el pecado de los herejes, por ello fue asesinado salvajemente, ganándose la corona del martirio.
Antonio nació en el año 1326, en la comunidad de Savigliano situada en la provincia de Cuneo de Italia. Era un joven bondadoso, crecido en una familia cristiana, lo que despertó en él desde temprana edad, la iniciativa de dedicarse al servicio cristiano. Con 15 años ingresó al convento de los dominicos de la Orden de los Predicadores, siendo ordenado sacerdote a los 25 años de edad.
Fray Antonio era recto, justo y obediente, celoso de las leyes de Dios, por ello en el año 1360, el papa Urbano V le confió el cargo de Inquisidor General, para hacerle frente a las doctrinas herejes de los lombardy y de genoa; de esta manera se convirtió en uno de los inquisidores más jóvenes.
Su trabajo fue duro, difícil y le costó muchos enfrentamientos y enemigos. Los herejes tenían grupos organizados para amedrentar, sin embargo, fray Antonio jamás sintió temor y continuó cumpliendo su labor por 14 años.
En 1368 recibió el nombramiento de prior de Savigliano, donde edificó una nueva abadía. Mientras, los herejes buscaban excusas para calumniarlo, pero no podían, puesto que fray Antonio era humilde, generoso y llevaba una vida simple y sencilla.
Se dice que presintió su muerte. Un Domingo de Pascua, cuando se encontraba celebrando una misa, fue sorprendido por siete herejes, quienes lo apuñalaron hasta dejarlo muerto, el 9 de abril del año 1374.
Su cuerpo se enterró en la abadía de Savigliano, y el lugar pronto se convirtió en un punto de peregrinación para los fieles, hasta 1827 cuando las reliquias fueron trasladadas a la iglesia de Racconigi de los dominicos. Fray Antonio fue beatificado el 4 de diciembre del 1856 por el papa Pío IX.