Beata Ángela Salawa
La beata Ángela Salawa es fue una religiosa católica, perteneciente a la Tercera Orden Regular de San Francisco, quien aun en sus condiciones humildes, se encargó de practicar una vida de servicio y devoción, evangelizando a sus compañeras de trabajo doméstico, colaborando en los hospitales para atender a enfermos en el período de la I Guerra Mundial, y viviendo en la serenidad de la austeridad y la contemplación al Señor hasta su fallecimiento.
Ángela, cuyo nombre era Aniela Salawa, nació el 9 de septiembre del año 1881, en la comunidad de Siepraw de Polonia. Creció en medio de una familia piadosa de firmes convicciones cristianas pero de muy escasos recursos. Desde joven tuvo que trabajar para colaborar con el sustento de su casa.
En el año 1897, viajó a Cracovia con tan solo 16 años de edad, en busca de trabajo como empleada doméstica. Más tarde, en el año 1899, es conmovida por la muerte de su hermana Teresa, entonces decide dedicar se humilde vida al servicio religioso y consagra su castidad a Dios. Comenzó a estudiar la palabra y a predicar y evangelizar entre sus compañeras de servicio doméstico, y entre otras jóvenes de escasos recursos de las ciudad, para quienes Ángela fue un modelo de servicio cristiano.
Ángela siempre se preocupó por orar, hacer penitencia y cumplir con sus trabajos domésticos. Era activa en las comunidades religiosas, participando de la Eucaristía y otras celebraciones como el Vía crucis. Además, era una fiel devota de la Sata Virgen María. Era una mujer bondadosa y caritativa, siempre en busca de ayudar al prójimo y a los necesitados.
En el año 1911 su salud comenzó a debilitarse, así mismo enfrentó la pérdida de su patrona y su madre, dos mujeres a quienes amaba intensamente. Ángela se refugió en la fe y conoció la comunidad secular de hermanas franciscanas, donde decidió ingresar.
Durante la primera guerra mundial, Ángela se hizo voluntaria al servicio de los hospitales de Cracovia para atender a los soldados heridos. Permaneció en estas labores hasta 1917, cuando tuvo que retirarse pues su salud empeoró. Pasó los últimos años de su vida en una pequeña habitación alquilada, donde oraba constantemente por el mundo y las misiones de la iglesia, hasta su fallecimiento el 12 de marzo del año 1922.
Fue beatificada por el papa Juan Pablo II en el año 1991.