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Beato Mariano Konopinski

Beato Mariano Konopinski: el mártir polaco que murió en experimentos nazis

El beato Mariano Konopinski, fue un mártir católico de origen polaco, nacido en Kluczewo el día 10 de septiembre del año 1909.

Impulsado por el deseo espiritual de seguir los caminos de la religión católica y la fe, Mariano Konopinski ingresó al seminario diocesano de Gniezno en el año de 1928, donde estudió y se ordenó como sacerdote en el año de 1932.

Luego fue enviado como vicario a la localidad de Ostrzeszow, donde además se desempeño como catequista en las escuelas normales. Desempeño varios cargos religiosos en diferentes iglesias también en la localidad de Poznan, al tiempo que profundizó sus estudios en ciencias sociales y humanas.

Al inicio de la segunda mundial, Mariano Konopinski fue arrestado por los nazis (1939). En mayo de 1941 fue trasladado al campo de exterminio de Dachau en la ciudad de Munich (Alemania), en donde sufrió los más terribles y crueles tratos.

El beato Mariano Konopinski sufrió el martirio de ser el “conejillo de Indias” de los crueles experimentos con humanos que llevaban a cabo los médicos nazis en dichos campos de exterminio. En medio de una de tales atrocidades, le causaron heridas y lesiones que lo llevaron a la muerte el día 1 ero de enero del año 1943.

Como sacerdote y fiel religioso se le describía con un carácter noble, bondadoso, honesto e inteligente, con gran entrega y devoción por el ministerio pastoral. Se mantuvo firme y fuerte en su fe aun cuando fue sometido a crueles tratos e inhumanos durante la segunda guerra mundial. Falleció en medio de torturas pero embargado por la paz de Cristo a quien siempre se mantuvo fiel.

Su martirio y la forma en cómo lo enfrentó, lo hicieron merecedor de la beatificación, celebrada por el Papa Juan Pablo II el día 13 de junio del año 1999.

Oración al Beato Mariano Konopinski

Beato Mariano Konopinski, que con paciencia y valor soportaste indecibles sufrimientos a causa de tu ministerio sacerdotal. Concédenos parte de tu fortaleza y fe inquebrantable, para que ninguna prueba logre apartarnos del camino de Cristo y permanezcamos fieles como tú lo fuiste, incluso hasta dar la vida por amor al Evangelio. Te encomendamos nuestros ruegos y necesidades… (mencionar peticiones) Amén.

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