Santa Rita es conocida como la santa de la causa imposible. Esta mujer experimentó en vida todos los papeles posibles, fue una obediente hija ejemplar, una esposa fiel que soportó los maltratos de su marido, fue madre, quedo viuda, posteriormente se hizo religiosa, recibió el estigma de Jesús y se hizo Santa, pues en su noble corazón estaba la presencia del amor verdadero a Dios.
Santa Rita nació en el año de 1381, en un pueblo pequeño cerca de Cascia en la región del centro de Italia. En aquellos tiempos, el mundo estaba inmerso en guerras y conquistas que estaban fuera de control. Sus padres eran fieles devotos del cristianismo, y acostumbraban a mediar en la resolución de problemas de su comunidad orando por la intervención de Jesús para calmar las almas.
Desde muy pequeña, la vida de Sata Rita estuvo marcada por milagros. Cuenta una historia que en un momento de su crianza la pequeña Rita fue dejada sin cuidador en su cuna mientras sus padres trabajaban, momento en el que fue rodeada por un enjambre de abejas pero éstas no la picaron.
El deseo de Rita en su corazón desde muy joven era convertirse en religiosa, sin embargo, por obediencia a sus progenitores que la habían prometido como esposa, se caso con un oficial llamado Paolo Mancini, quien era de un carácter severo y duro. Fruto de este matrimonio nacieron dos gemelos hombres, pero su vida conyugal fue destruida por la tragedia del asesinato de su marido.
Por este acontecimiento, Santa Rita se refugió en la oración, pero otra tragedia la golpeo cuando en menos de un año perdió a sus hijos. Alrededor de los 30 años sintió de nuevo el deseo de su vocación de religiosa por lo que se interno en el Convento de Casia.
En su vida se describe el poderoso milagro del viernes santo de 1432 cuando Santa Rita se encontraba rezando con mucha devoción y fervor frente a la crucifixión. Motivada por el amor a Jesús en su corazón Santa Rita le pidió compartir su sufrimiento, fue cuando la santa fue herida por una de las espinas de la corona de Jesús. Santa Rita padeció esta llaga en su frente por 15 años en representación de su amor a Jesús.
Los últimos años de su vida fueron de sufrimientos, precariedades, fe y aferrarse a la oración. Al morir, tuvo la visión de que Jesús y la Virgen María la invitaban al paraíso. Una de las hermanas, afirma haber visto como su alma ascendía al cielo.