San Ántimo de Roma es un santo mártir de la iglesia católica quien vivió durante el siglo IV en la región de Nicomedia. Era un fiel sacerdote cristiano, quien fue apresado durante el gobierno de Diocleciano, pero con sus oraciones sanó al procónsul y consiguió la conversión de este funcionario y de su familia, muchos cristianos fueron liberados. Más tarde fue nuevamente capturado y asesinado.
Son varios los relatos que hablan sobre un santo llamado Antimo. A comienzos del siglo IV se conoce la historia de Antimo de Bitinia de la región de Nicomedia, un sacerdote y presbítero de la iglesia católica quien viajaba en peregrinación a Roma, predicando convirtiendo a los paganos.
Se encontró en aquellos días con la esposa del procónsul Piniano, quien oyó su testimonio y se convirtió. Sin embargo, Antimo fue hecho prisionero por su condición cristiana. Mientras, el procónsul Piniano cayó enfermo de gravedad, entonces su mujer, Lucina, se presentó ante Antimo en la cárcel y le rogó que con sus oraciones pidiese la sanación de su marido.
Milagrosamente, Piniano se recuperó, y convencido de la fe cristiana, él y su familia la aceptaron y se convirtieron, de inmediato se ordenó la liberación de Antimo y de muchos cristianos que estaban presos.
La historia cuenta que Antimo fue encarcelado por segunda vez en Roma, ya que había destruido unos ídolos paganos. Lo acusaron ante el procónsul Prisco, quien le dio como codena ser arrojado al río Tíber con una piedra en el cuello, pensando que se ahogaría. No obstante, sobrevivió. Más tarde, unos soldados romanos lo encontraron orando en los bosques y entonces lo decapitaron. Su cuerpo fue recuperado por cristianos piadosos, quienes lo sepultaron en un oratorio que era su lugar de oración.
Su martirio ocurrió aproximadamente en el año 304. Las reliquias de San Antimo de Roma se veneran desde 1658 en la iglesia dedicada a su memoria en Nápoles.