San Ansfrido es un santo de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XI. Era un descendiente de la nobleza, cristiano, sabio y justo, quien defendió el territorio de Flandes de los piratas y ladrones. En la segunda mitad de su vida se dedicó al servicio religioso, siendo obispo de Utrecht y posteriormente se retiró a vivir sus últimos años en el monasterio de Fohorst.
Ansfrido nació a mediados del siglo X. Era de familia noble, tenía el título del Conde de Brabante y de Huy, y trabajaba como caballero fiel al servicio de los reyes Otón III y San Enrique II. Combatió enérgicamente a los piratas y los bandoleros que azotaban dicho territorio, ganándose el respeto y la admiración de toda la comunidad y de sus jefes.
En el año 992 fundó el monasterio femenino de Thorn donde su hija y su esposa, santa Hilsindis, se retiraron a practicar una vida monástica. También, Ansfrido tenía el deseo de hacerse monje, sin embargo, por sugerencia de los emperadores, cuando quedó vacante la sede de Utrecht (Holanda) en el año 994, Ansfrido fue nombrado como obispo; aunque trató de negarse a este nombramiento, terminó por aceptar el cargo, cumpliendo una admirable labor de fe y servicio.
Fundó la abadía de Hohorst o Heiligenberg, a la cual se retiró en los últimos años de su vida, dado que había sido afectado por una ceguera. Pasó sus últimos días en la quietud de una vida monástica donde falleció en el año 1008.
El día de su funeral, un incendio presuntamente provocado por las personas de Utrecht permitió que estos robaran el cuerpo de san Ansfrido para llevarlo a esta ciudad donde había sido obispo. Los monjes se dispusieron para la persecución pero gracias a las oraciones de la abadesa de Thorn, el conflicto se resolvió pacíficamente, y el cuerpo de san Ansfrido fue enterrado en la catedral de Utrecht.