San Ábaco era un devoto cristiano de origen persa, quien junto con toda su familia viajó a Roma en una peregrinación por los lugares santos, desafortunadamente, fueron martirizados a consecuencia de su fe cristiana en tiempos del emperador Claudio. Vivió durante el siglo III.
La historia de San Ábaco se cuenta junto a la de su esposa Martha, y sus hijos Mario y Audifax. Ábaco era un comerciante de origen persa de muy buena posición social, que había recibido la palabra del Señor junto con su familia y se habían bautizado todos por los discípulos de Jesús.
Después de distribuir sus bienes y riquezas entre los pobres, Ábaco y su familia decidieron hacer un viaje en peregrinación a Roma para visitar los lugares santos y las tumbas de los mártires y honrarlos.
En aquellos días, el emperador romano Claudio había iniciado una persecución en contra de los cristianos por todo el imperio, sus órdenes eran agrupar a todos los cristianos romanos en el anfiteatro para matarlos e incinerarlos.
Ábaco y su familia conociendo esta terrible realidad se dieron a la tarea de juntar las cenizas de los mártires y enterrarlas juntas rindiendo honores. Cuando el gobernador Marciano se enteró de lo que la familia persa había hecho, mandó a capturarlos, ordenó que los torturaran antes de matarlos. La historia cuenta que Ábaco y sus dos hijos, Mario y Audifax fueron decapitados, mientras que su esposa Martha, murió ahogada, en un lugar en las afueras de la ciudad de Roma que hoy en día se conoce como Santa Ninfa. Ocurrió aproximadamente en el año 270.
Otros cristianos piadosos recogieron los cuerpos de la familia persa y los honraros y enterrados en la Vila Cornelia. Ábaco y su familia ron venerados en diferentes iglesias de Italia (Cremona, Roma) y en otros países como Alemania. La festividad litúrgica se celebra el 19 de enero.