El papa Francisco llama a Europa a abrir las puertas a los migrantes y a alcanzar la paz en Ucrania
El papa Francisco concluyó su visita de tres días a Hungría el domingo pasado con un llamado a favor de la acogida de migrantes y a un esfuerzo creativo por parte de Europa para alcanzar la paz en la vecina Ucrania. Durante su visita, el papa criticó la política del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien defiende una línea dura contra los migrantes.
Ante un público multitudinario, el papa Francisco urgió: «Por favor, ¡abramos las puertas!». También hizo un llamado a erradicar los males de la indiferencia y destacó la importancia de cumplir con la misión cristiana de apoyar a los refugiados, sobre todo aquellos que huyen de la guerra en Ucrania.
La guerra en Ucrania fue uno de los temas centrales de esta segunda visita papal en menos de dos años a Hungría. El papa condenó el «rugir de los nacionalismos» y el «infantilismo belicoso» que predominan en Europa y reclamó esfuerzos creativos para alcanzar la paz en la región. En el avión que lo trajo de regreso a Roma, reiteró su disposición a hacer todo lo que sea necesario por la paz en Ucrania.
También se comprometió a facilitar el regreso a Ucrania de los niños deportados a Rusia, como solicitó el primer ministro ucraniano durante una audiencia en el Vaticano. Desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, más de dos millones de ucranianos han transitado por suelo húngaro, aunque solo 35.000 solicitaron el estatus de «protección temporal» implementado por la Unión Europea, según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
A pesar de las críticas y denuncias del papa, para el primer ministro húngaro, la visita del pontífice ha sido un éxito diplomático. En un mensaje en Facebook, Orbán elogió la posición del papa a favor de la paz. Por la tarde, el papa se reunió con representantes del mundo cultural y científico en la universidad católica de Budapest y también se reunió con el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, un firme opositor a Orbán, y con el metropolita Hilarión, el ex responsable de las relaciones exteriores de la Iglesia ortodoxa.