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Santa Gertrudis

SANTA GERTRUDIS

Santa Gertrudis la Grande: la mística del siglo XIII

A Santa Gertrudis se le considera como la patrona de quienes son espirituales, debido a que ella fue la primera gran mística relatada en la historia.

Místico, para la iglesia católica, es una persona que directamente alcanza el grado de poder tratar con Dios, a través de profundas oraciones sinceras y devotas, e incluso pueden recibir sus mensajes y revelaciones.

A Santa Gertrudis también se le atribuye el ser la precursora de propagar la santísima devoción al Sagrado Corazón, así como también la devoción a San José. De sus revelaciones se sirvieron muchos santos para encontrar el camino de la devoción.

Santa Gertrudis, de origen alemán, nació en el año de 1256 en la ciudad de Eisleben. Cuando tenía apenas cinco años de edad fue un convento donde sus cualidades incomparables para el estudio resultaron. La superiora del convento era su tía, Santa Matilde, quien también se hiciera mística. Así ingreso joven al servicio y vocación de Jesús. Con 25 años de edad, se dedicaba como monja a la oración, a meditar y a algunos trabajos manuales. Además, se intereso por estudios como literatura, historia, ciencias, idiomas. Fue en este tiempo cuando recibió la primera revelación. Dios la llamaba a hacer un estudio de verdadera meditación en sus mensajes, para ahí encontrar el alimento de vida.

En otra de sus revelaciones, la santa afirma haber visto la herida del costado de Cristo y de ahí salir un rayo de luz que llegaba hasta su corazón. Dejo una serie de libros que, evaluados por especialistas, son grandes obras aportadas por la mujer a la fe cristiana.

Santa Gertrudis falleció el 17 de noviembre del año 1302, despidiéndose con gran alegría porque iba al encuentro de Jesucristo.

Oración a Santa Gertrudis

Santa Gertrudis, mística del Amor Divino, que mereciste escuchar los latidos del Corazón de Cristo y recibir las confidencias de sus labios.

Ayúdanos a abrir nuestro corazón en la oración para intimar también con Jesús y llenarnos de su Amor misericordioso, que transforma e ilumina nuestras vidas.

Que tu ejemplo nos enseñe a buscarlo y encontrarlo en cada jornada, hasta unirnos a Él por toda la eternidad. Amén.

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