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Mártires de Persia

Mártires de Persia

Santos Mártires de Persia

A lo largo del siglo IV de la era cristiana, en el reino de Persia, la religión católica que se había extendido hasta dichos lugares, tuvo varios mártires que perdieron la vida por defender sus convicciones cristianas. Entre estos se mencionan algunos conmemorados el 22 de abril: San Acépsimas, San Aitillaha (Aitala), San Bicor, y San Crisótelo.

Las informaciones sobre la vida de cada uno de estos santos son escasas, apenas se registra la fecha del martirio y algunas de las torturas sufridas.

San Bicor (mártir en el año 360). Fue un obispo católico en el territorio Persa, quien fuera perseguido por negarse a rendir sacrificios a los dioses paganos; fue encarcelado, torturado y finalmente ejecutado en el año 360 aproximadamente.

San Crisótelo (mártir del siglo IV). Es otro santo mártir víctima de las persecuciones contra los cristianos ordenadas por Sapor II, rey de Persia. Se tiene escasos datos sobre su martirio o fecha exacta de la muerte. Posiblemente fue capturado por su condición de cristiano y asesinado a mediados del siglo IV.

San Acépsimas (Mártir en el año 376) San Aitillaha (mártir en el año 377). Fue un santo obispo de la diócesis de Hnaita cerca de Paka, ambas localidades situadas en la región oeste de Persia. Durante el gobierno del rey Sapor II de Persia, el obispo Acépsimas, aún cuando era un hombre de avanzada edad, de más de 80 años, fue encarcelado sin piedad, y junto a él, también fue preso el presbítero Aitillaha de Bet- Nuhadra, quien también estaba con 66 años de edad, y un tercer religioso de nombre José de Betkatoba, también de avanzada edad. Los tres religiosos fueron condenados por negarse a rendir culto al sol que era un dios para los persas.

Acépsimas y Aitillaha fueron trasladados a Arbela, donde los sometieron a torturas crueles durante tres años. En vista de que los castigos no lograban quebrar su fe, el obispo Acépsimas fue condenado a muerte, siendo azotado hasta fallecer el 10 de octubre del año 376. San Aitillaha fue ejecutado el 3 de noviembre del año 377 siendo apedreado hasta la muerte. Por su parte, al obispo José lo llevaron a Hdajab donde también lo apedrearon hasta morir en la fiesta de Pentecostés del año 377.

Estos tres fueron los últimos mártires de la persecución contra los cristianos desatada por el rey Sapor II. La memoria de san Acépsimas, san Aitillaha y san José se recuerda el 22 de abril según su inscripción en el martirologio romano, aunque la iglesia ortodoxa siriaca y griega los conmemora en la fecha de su muerte.

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