Calixto III fue el papa N° 209 de la Iglesia Católica desde el año 1455 al 1458. Se destacó por tener firmeza en sus propósitos y prudencia en su toma de decisiones por muy difíciles que estas parecieran. Fue considerado un hombre de altos ideales, de gran energía y de una enorme valentía. Su papado se vio bastante marcado por sus esfuerzos por dirigir la campaña en contra de los turcos. Su memoria se recuerda el 6 de agosto.
Nació en Játiva de Valencia, España, el 31 de diciembre de 1378, fue bautizado con el nombre Alfonso de Borja. Estudio leyes en la Universidad de Lérida de la que también fue profesor. Apoyó la causa del antipapa Benedicto XIII, y esto le valió para ser nombrado canónigo de la catedral de Lérida, y luego vicario capitular en el 1412. En 1423, muere Benedicto XIII, y Alfonso actúa como mediador entre el nuevo antipapa Clemente VIII donde logró la renuncia y subordinación al papa legal Martin V, este éxito supuso el fin de la división de la Iglesia desde 1378 y como recompensa Alfonso fue nombrado obispo de Valencia en 1429 y en 1444 el papa Eugenio IV lo nombra cardenal.
A la muerte del papa Nicolás V, fue consagrado como sumo pontífice el 9 de abril de 1455 y adoptó el nombre de Calixto III. Desde los inicios sus objetivos se centraron en la pacificación de Italia y la reconquista de Constantinopla, la cual había caído en manos de los turcos desde el año 1453. De inmediato dirigió una bula y envió misioneros a los países de Europa que lo apoyaban, con el fin de asegurar voluntarios parar el servicio en la guerra.
Afortunadamente, el 22 de julio de 1456, las fuerzas cruzadas dirigidas por el jefe húngaro infringieron una de la mayores derrotas a los turcos. Ese mismo año anuló el juicio en el que habían condenado a Juana de Arco y la declaró inocente por los hechos que la imputaban de brujería. También promulgó un documento donde otorgaba a los portugueses la exclusividad de navegar a lo largo de la costa africana. El papa finalizo su periodo cuando fallece el 6 de agosto de 1458 en Roma.