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Beato Aldebrando

El beato Aldebrando fue un religioso de la iglesia católica quien vivió durante el siglo XII. De origen italiano, fue un servidor de Jesús ejemplar, recto y obediente, fuerte defensor de la moral y las buenas costumbres; aunque fue exiliado de Rímini, ganó el cargo de obispo de Fossombrone, que ejerció con rectitud y dedicación, donde se cuentan muchos prodigios en relación a su vida y tiene culto local.

Aldebrando nació en el año 1119 la localidad de Sorrivoli en Italia. Creció en una familia de valores religiosos profundos, y desde su juventud contempló el deseo de ser un servidor de Jesús, por ello, cursó estudios en la colegiata de Santa María del Porto en Rávena y más tarde se trasladó hasta Rímini como seminarista, donde fue ordenado como sacerdote.

Entre sus primeros cargos, fue designado como preboste de la catedral de Rímini. Con su particular forma de defender enérgicamente la moral y las buenas costumbres, denunciando las injusticias y los males, consiguió recuperar algunos bienes de la catedral que habían sido tomados por el Ayuntamiento de Rímini. No obstante, el pueblo estaba se levantó en su contra pues no estaban dispuestos a la reforma espiritual que proponía el padre Aldebrando, así que para evitar más conflictos, el sacerdote se retiró en un autoexilio.

En el camino se encontró con los nuncios de la diócesis de Fossombrone, quienes lo buscaban para nombrado como Obispo. Asumiendo este cargo, el padre Aldebrando se consagró en el año 1170 y de inmediato comenzó una fructífera labor por toda la diócesis. Entre sus obras más notables está la construcción de la catedral de dicha diócesis.

Conocido por ser un gran maestro y experto en la doctrina de la fe, se cuenta un prodigio de que revivió con sus oraciones una perdiz muerta que le habían obsequiado cuando el beato se encontraba en ayuno.

El obispo Aldebrando falleció en el año 1219. Sus restos se encuentran en la catedral de San Maurenzo.

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