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Santa Asela

Santa Asela

Santa Asela: La Flor del Señor

Santa Asela, también conocida como Osela u Ocella, fue una virgen y eremita romana del siglo IV, reconocida por su devoción y vida ascética. Es venerada en la Iglesia Católica y su fiesta litúrgica se celebra el 6 de diciembre. Su vida ejemplar y su dedicación al servicio de Dios la convirtieron en un modelo de virtud para las generaciones venideras.

Origen y Primeros Años de Santa Asela

Santa Asela nació alrededor del año 334 en Roma, en una familia cristiana noble y rica. Desde temprana edad, demostró una profunda inclinación hacia la vida religiosa. A los diez años, tras escuchar al obispo Atanasio durante su visita a Roma, decidió consagrar su vida a Cristo. Contra la voluntad inicial de sus padres, vendió un collar de oro para financiar la confección de una túnica ascética y, a los doce años, apareció ante ellos vestida con la ropa de una consagrada.

Vida de Ascetismo y Devoción

Después de consagrarse a Dios, Asela adoptó una vida de estricta austeridad. Se recluyó en una pequeña celda en Roma, donde dormía en el suelo o sobre una piedra y dedicaba su tiempo a la oración y al ayuno. Su dieta consistía en pan, sal y agua, y a menudo ayunaba durante varios días seguidos, especialmente durante la Cuaresma. Su estilo de vida no afectó negativamente su salud; por el contrario, San Jerónimo escribió sobre ella diciendo que tenía «un cuerpo sano y un alma aún más sana».

Relación con San Jerónimo

San Asela fue una discípula y amiga cercana de San Jerónimo, quien la mencionó en sus escritos con gran admiración. La describió como «una flor del Señor» y la utilizó como ejemplo de virtud para otras mujeres jóvenes, viudas y vírgenes. Asela nunca habló con ningún hombre y vivió en perfecta soledad en medio de la bulliciosa Roma. Su vida sencilla y regular fue un testimonio de su devoción y compromiso con Cristo.

Muerte y Canonización

Santa Asela murió alrededor del año 406. Su vida de penitencia y oración la llevó a ser venerada como santa en la Iglesia Católica. Su legado perdura a través de los siglos, inspirando a los fieles con su ejemplo de devoción y sacrificio. Su fiesta litúrgica se celebra el 6 de diciembre, recordando su dedicación a una vida de oración y ascetismo.

El Impacto Duradero de Santa Asela

El legado de Santa Asela es un testimonio de la fuerza de la fe y la dedicación a una vida de devoción. Su vida de penitencia y oración sirve como un ejemplo poderoso de lo que significa vivir en completa entrega a Dios. Celebrada el 6 de diciembre, Santa Asela sigue siendo una inspiración para aquellos que buscan vivir una vida de santidad y servicio a los demás.

Oración a Santa Asela

Oh Santa Asela, flor del Señor, intercede por nosotros ante el trono divino. Guíanos en nuestra vida de oración y penitencia, fortalece nuestra fe y nuestro compromiso con Cristo, y ayúdanos a seguir tu ejemplo de devoción y sacrificio. Amén.

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