San Martín, Papa
San Martín es reconocido como el último Papa mártir. Nació en Todi, Italia, y desde joven destacó por su santidad y sabiduría. Tras ser elegido como Papa en el año 649, convocó a un concilio para condenar la herejía de los monotelitas, quienes afirmaban que Jesucristo tenía solo una voluntad divina y no una voluntad humana.
Sin embargo, su firmeza en la fe le acarreó muchos enemigos, entre ellos el emperador de Constantinopla, Constante II, quien envió un batallón militar para asesinarlo. A pesar de que el ataque fue infructuoso, el emperador no se detuvo y ordenó el traslado de San Martín a Constantinopla, donde fue encarcelado y sometido a malos tratos y abusos durante 14 meses.
En Constantinopla, el emperador expuso al Papa en público para que fuera humillado y maltratado por el pueblo. Un tribunal de herejes lo condenó sin permitirle siquiera defenderse, y lo encerraron en un calabozo durante tres meses. Fue gracias a la petición del Patriarca de Constantinopla que San Martín logró ser desterrado a un desierto, donde sufrió aún más tormentos, pero continuó orando por sus feligreses y enemigos.
Finalmente, San Martín falleció en el año 656, siendo declarado santo en Constantinopla. Su ejemplo de valentía y perseverancia en la fe inspiró a muchos cristianos en todo el mundo. Su legado es recordado hasta nuestros días como una muestra de la fuerza y el coraje necesarios para mantener la fe en tiempos de adversidad.