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San Damián de Molokai

San Damián de Molokai

San Damián de Molokai: El Apóstol de los Leprosos

San Damián de Molokai, conocido también como Padre Damián, fue un sacerdote misionero belga que dedicó su vida al servicio de los leprosos en la isla de Molokai, Hawái. Su entrega total a los enfermos, a quienes atendió con compasión y sacrificio, lo convirtió en un símbolo de amor al prójimo y devoción cristiana. A pesar del peligro de contagio y las difíciles condiciones de vida en la colonia de leprosos, el Padre Damián optó por vivir entre ellos y servirles hasta su propia muerte a causa de la lepra. Su fiesta se celebra el 10 de mayo, y es venerado como el patrón de los enfermos de lepra y del personal de salud.

La Vida de San Damián de Molokai

San Damián nació como Jozef De Veuster el 3 de enero de 1840 en Tremelo, Bélgica, en el seno de una familia campesina profundamente católica. Desde joven, Damián sintió el llamado al sacerdocio y decidió unirse a la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, una orden religiosa que se dedicaba a las misiones. Inspirado por el ejemplo de su hermano mayor, también misionero, Damián pidió ser enviado a Hawái como misionero, donde llegó en 1864.

Damián fue ordenado sacerdote en Hawái poco después de su llegada y rápidamente se destacó por su celo pastoral y su entrega a las comunidades que servía. Sin embargo, su vida daría un giro cuando decidió voluntariamente trasladarse a la colonia de leprosos en Kalaupapa, en la isla de Molokai, en 1873.

Misión en Molokai: El Apóstol de los Leprosos

En ese momento, las autoridades hawaianas habían segregado a los pacientes de lepra en la península de Molokai, donde vivían en condiciones deplorables, sin atención médica adecuada ni servicios básicos. Nadie quería vivir entre ellos por el temor al contagio. Cuando el Padre Damián llegó a Molokai, encontró una colonia sumida en el abandono moral y físico.

Con gran coraje y devoción, el Padre Damián comenzó su labor en la colonia. No solo brindaba atención espiritual, celebrando la Misa, escuchando confesiones y administrando los sacramentos, sino que también se encargaba de cuidar de las necesidades materiales de los enfermos. Damián construyó casas, escuelas y una iglesia, restaurando el sentido de dignidad y esperanza entre los leprosos. Además, él mismo se ocupaba de lavar las heridas de los enfermos y ayudaba en lo que fuera necesario, mostrando un amor profundo por aquellos a quienes la sociedad había rechazado.

A pesar de que sabía el riesgo que corría, Damián se mantuvo firme en su decisión de vivir entre los leprosos. En 1884, después de 11 años de servicio en Molokai, él mismo contrajo la lepra, pero continuó su trabajo hasta el final de su vida.

El Martirio de San Damián

San Damián consideraba su enfermedad como parte de su misión. A pesar de los dolores físicos que sufría, no dejó de trabajar por su gente. Su salud se fue deteriorando rápidamente, pero continuó construyendo, cuidando y consolando a los leprosos hasta que ya no pudo más.

El 15 de abril de 1889, el Padre Damián falleció en Molokai a los 49 años, rodeado de aquellos a quienes había dedicado su vida. Su muerte fue un martirio de amor, y su legado como «Apóstol de los Leprosos» comenzó a difundirse rápidamente. Su ejemplo de caridad y sacrificio fue reconocido por la Iglesia y el mundo, y en 1995 fue beatificado por el Papa Juan Pablo II. Finalmente, el 11 de octubre de 2009, el Papa Benedicto XVI lo proclamó santo.

Legado y Veneración

El legado de San Damián de Molokai sigue vivo, no solo en la isla de Molokai, donde su tumba es un lugar de peregrinación, sino en todo el mundo. Su vida y sacrificio han inspirado a muchos a trabajar con los enfermos y marginados. Además, la congregación de las Hermanas de San Francisco, que colaboraba con Damián en Molokai, continúa su misión de cuidado en la isla.

San Damián es reconocido como el patrono de los enfermos de lepra (enfermedad de Hansen), los marginados y los trabajadores de la salud. Su festividad se celebra el 10 de mayo, y su vida sigue siendo un ejemplo de amor cristiano llevado hasta las últimas consecuencias.

Oración a San Damián de Molokai

Oh glorioso San Damián de Molokai, ejemplo de amor y sacrificio, te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor. Tú que viviste entre los leprosos y entregaste tu vida por aquellos que la sociedad había rechazado, enséñanos a amar a los más necesitados y a servirles con generosidad y compasión.

San Damián, protector de los enfermos y abandonados, guíanos en nuestro deseo de seguir a Cristo con valentía y dedicación, y ayúdanos a ver en cada persona el rostro del Señor. Que tu ejemplo nos inspire a vivir con humildad y servicio, siempre atentos a las necesidades de nuestros hermanos. Amén.

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