San Bretanión fue un religioso de la iglesia católica, quien estuvo al frente de la diócesis de Tomis como su obispo, ubicada en la región de Escitia, una región de la antigüedad entre Europa y Asia. En su labor como sacerdote, protegió a la comunidad con valentía frente al emperador arriano Valente, demostrando gran celo en defensa del catolicismo. Vivió en el siglo IV.
Su nombre tiene varias formas de presentación Bretanio, Vetranio, la más conocida es Bretanión. Fue consagrado como Obispo de Tomis en el año 360, en una región que actualmente corresponde a Constanta en Rumanía, a orillas del Mar Negro; esta era una región clave puesto que era frontera con el imperio de los bárbaros.
Como sacerdote, Bretanión se caracterizó por llevar una vida santa, de oración y celo religioso. Cuando se encontraban en medio de la campaña contra los Godos, el emperador Valente a su llegada a Tomis, reunió al pueblo en la catedral e intentó persuadirlos de traicionar la fe cristiana del concilio de Nicea para unirse al arrianismo. Ante tal acto, Bretanión como obispo salió en defensa de la fe católica, con valentía y portando la palabra Santa, no obstante, fue condenado al exilio por el emperador.
Sin embargo, esto llevó a que los feligreses protestaran intensamente por su regreso, y el emperador, encontrándose ya en conflictos políticos y sociales, levantó su orden de exilio contra el obispo y desistió del intento de tratar de convencer al pueblo para seguir el arrianismo.
San Bretanión continuó entonces en su sede hasta el año 371 cuando falleció, aunque otros relatos apuntan a que murió en el 381. Su sucesor fue el obispo Geroncio.
Cuando el cardenal Cesare Baronio recopiló las informaciones para el martirologio romano, le asignó a san Bretanión la fecha de 25 de enero para su fiesta litúrgica.