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San Bernardo de Claraval

San Bernardo de Claraval

San Bernardo de Claraval: Abad, Doctor de la Iglesia y Alma de la Reforma Cisterciense

San Bernardo de Claraval es uno de los gigantes espirituales de la Edad Media, cuya influencia trascendió los muros del monasterio para transformar toda la vida de la Iglesia. Como fundador del monasterio de Claraval (Clairvaux), Doctor de la Iglesia y consejero de papas y reyes, su vida representa un equilibrio perfecto entre la vida contemplativa y la acción pastoral. En este artículo, exploraremos su vida, su teología profunda y su relevancia para los cristianos de hoy, basándonos en fuentes históricas verificadas.

La Historia de San Bernardo de Claraval

Orígenes y Vocación Temprana

Bernardo nació en 1090 en Fontaines, cerca de Dijon, Francia, en el seno de una familia noble de la Borgoña. Desde niño mostró una devoción excepcional y una inteligencia notable. A los 19 años, decidió abandonar los planes familiares de carrera militar para ingresar en la vida religiosa.

Ingreso al Císter y Fundación de Claraval

En 1112, Bernardo ingresó en la recién fundada Abadía de Císter junto con treinta compañeros, entre ellos varios de sus hermanos. Su presencia revitalizó la joven orden, que buscaba retornar a una vida monástica más austera y fiel a la Regla de San Benito.

Cuatro años después, en 1115, San Esteban Harding, tercer abad del Císter, le encargó fundar una nueva abadía en un lugar llamado Valle de Clairvaux (Claraval). A los 25 años, Bernardo se convirtió en el primer abad de Claraval, convirtiendo este monasterio en el centro espiritual más influyente de su tiempo.

Expansión de la Orden Cisterciense

Bajo su dirección, Claraval se convirtió en un modelo para toda la orden. Fundó 68 monasterios en toda Europa, enviando monjes desde Claraval como fundadores. Para su muerte en 1153, la orden contaba con 343 monasterios, siendo Claraval el más importante.

Mediador y Consejero de la Iglesia

San Bernardo se involucró activamente en los asuntos de la Iglesia:

  • Resolvió el cisma papal de 1130, apoyando a Inocencio II
  • Predicó la Segunda Cruzada en 1146
  • Defendió la ortodoxia contra herejías como el arrianismo y el pelagianismo
  • Intervino en conflictos políticos y eclesiásticos en toda Europa

Últimos Años y Muerte

Pasó sus últimos años dedicado a la escritura y a la dirección espiritual de su monasterio. Falleció el 20 de agosto de 1153 en Claraval, después de 38 años como abad. Fue canonizado en 1174 por el Papa Alejandro III, y declarado Doctor de la Iglesia en 1830 por el Papa Pío VIII.

El Legado de San Bernardo de Claraval

Maestro de Espiritualidad

San Bernardo es conocido como el «Melifluo Doctor» (Doctor Dulce) por la belleza de su prosa y la profundidad de su teología. Sus obras más importantes incluyen:

  • «Sobre el amor de Dios»: Explora los cuatro grados del amor
  • «Homilías en el Cantar de los Cantares»: Una meditación mística sobre la relación entre Cristo y la Iglesia
  • «De consideratione»: Consejos espirituales al Papa Eugenio III
  • «De gratia et libero arbitrio»: Sobre la gracia y el libre albedrío

Defensor de la Virgen María

Fue uno de los primeros grandes devotos de María, escribiendo extensamente sobre su papel en la salvación. Acuñó títulos marianos que siguen siendo populares, como «Mediadora de todas las gracias».

Modelo de Vida Monástica

Su interpretación de la Regla de San Benito enfatizaba:

  • La pobreza radical
  • El trabajo manual
  • La humildad
  • La obediencia
  • La contemplación

Estos principios convirtieron a los cistercienses en un modelo de vida monástica que perdura hasta hoy.

Devoción Contemporánea

Hoy, San Bernardo es especialmente venerado por:

  • La Orden Cisterciense (incluyendo los trapenses)
  • Los devotos de la Virgen María
  • Los buscadores de vida contemplativa
  • Los que estudian teología espiritual

Su festividad el 20 de agosto es ocasión para reflexionar sobre la importancia de equilibrar la vida activa y la contemplativa.

Oración a San Bernardo de Claraval

Oh glorioso San Bernardo, tú que dedicaste tu vida a la búsqueda de Dios en la soledad del monasterio y en el servicio a la Iglesia, te pedimos que intercedas por nosotros. Ayúdanos a encontrar el equilibrio entre la acción y la contemplación, y a descubrir a Dios en todas las circunstancias de nuestra vida.

Guíanos en nuestro camino espiritual, para que, como tú, podamos amar profundamente a Cristo y a su Madre Santísima. Protégenos de la superficialidad espiritual y danos un corazón que anhele siempre la presencia divina. Que tu ejemplo de fidelidad a la Regla y a la oración nos inspire a buscar a Dios con toda el alma, sin importar las distracciones del mundo que nos rodea.

San Bernardo, Doctor de la Iglesia, intercede ante el Señor para que podamos vivir con la misma pasión por la verdad y la justicia que tú demostraste. Que tu testimonio nos recuerde que el amor a Dios se manifiesta en el amor al prójimo, y que la verdadera sabiduría nace de la humildad y la oración constante. Amén.

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